10.1.06

El nombre exacto de las cosas

Debió servirse de alguna clase de hipnosis, porque de otro modo no se explica que aquel hombre, supuesto perturbado mental, pudiera entrar en la Academia de la Lengua, eludir el control de acceso, irrumpir en la sala de juntas y lograr sin violencia que los académicos adoptaran aquellas decisiones. Fueron esenciales cambios semánticos: definir democracia como “poder ejercido por persona autodesignada”; definir sufragio como “decisión tomada por quien detenta el poder”; definir libertad como “veto o impedimento”; objetividad como “actuación arbitraria”; igualdad como “diferencia en el trato”...

Veintiséis vocablos con acepción política mudaron su significado.

Fue gran suerte que a continuación aquel hombre se quedara dormido en un sillón. Y más fortuna aún que los académicos reaccionaran a tiempo, repentinamente libres de su influjo hipnótico.

Así pudo votarse oficialmente el regreso a las definiciones anteriores y abortarse el golpe de Estado.

Ahora que el profanador ha sido sacado de la Academia, habrá que tomar medidas que garanticen la seguridad lingüística; que impidan que otra vez alguien penetre en la Academia y, doblegando la voluntad de sus miembros, vuelva del revés nuestra Constitución.

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