28.7.09

De pronto

Salgo de la oficina con el maletín en la mano y de pronto, ¿qué pasa?, de pronto soy el inmigrante de la esquina que ofrece La Farola (el periódico de los sin techo). Mientras sostengo en mis manos los periódicos veo al inmigrante cruzar la calle, vestido con mi chaqueta y llevando mi maletín. Lo veo convertido en mí.

Apenas doy crédito a mis ojos: ahora él es yo y yo soy él.

El inmigrante (transformado ahora en ejecutivo) pasa de largo, no me compra el periódico, ni siquiera se para a mirarme.

El que en este momento cruza la calle es el alcalde. Sólo que ahora el alcalde es quien recoge los cubos de basura. Los pone boca abajo y vierte su contenido en un camión. Se me hace extraño verle sucio y vestido con un mono de trabajo.

Pero aún más raro se me hace ver al basurero ataviado con chaqueta y corbata, en el asiento de atrás del coche oficial de la Alcaldía.

Y esa chica con la que diariamente me cruzo mientras hace footing, ¿por qué va hoy en silla de ruedas? ¿Acaso se ha invalidado? ¿Habrá sufrido un accidente?

¿O será otro intercambio, otra permuta de destinos? Sí, debe de ser eso, porque en este momento pasa junto a mí, corriendo como una gacela, la mujer parapléjica que vive en este barrio.

Han pasado varias horas. Sigo en la misma esquina, ofreciendo La Farola. Tengo hambre, estoy cansado y me duelen los pies. En todo este tiempo sólo he vendido dos ejemplares. Con lo que me han dado por ellos (la limosna, a fin de cuentas, del mendigo que ahora soy) tengo que comprar la comida, la cena, el desayuno de mañana...

De mañana: porque es posible que mañana yo siga siendo el inmigrante en paro, el excluido social que vende La Farola. Porque es posible que nunca vuelva a ser el que era: el ejecutivo que ayer mismo salía de la oficina con un maletín en la mano. Porque es posible, en fin, que los trueques no tengan marcha atrás.

27.7.09

Insensibles

Gira y avanza el ciclón sin importarle el espanto de sus víctimas.

Rítmicamente se mueven las olas sin hacer caso a la desesperación de los náufragos.

Bajan ríos de lava sobre Pompeya sin reparar en los gritos de la gente.

Victorias de lo inerte sobre lo vivo. Derrotas de lo vivo frente a lo inerte.

Sin piedad ni clemencia, sin sensibilidad, casi siempre lo inerte se sale con la suya. Casi siempre lo inerte lleva las de ganar.

24.7.09

El traje nuevo del emperador

No por ello resucitaron los fusilados de Goya (aquel cuadro del 3 de mayo) ni los caídos en los frentes de Austria, Polonia o Rusia. Eso tiene que admitirlo. Pero (dentro o fuera de su cabeza) se instaló un rumor de aclamaciones cuando sacó el spray y sobre la pomposa tumba del emperador Bonaparte rotuló “Sinvergüenza”. Seguidamente la gendarmerie se abalanzó sobre él, varios visitantes le señalaron con el dedo y un niño pequeño (hijo de algún turista) batió palmas con sus manitas, uniéndose al coro de reconfortados.

23.7.09

Alter ego

Imaginen mi sorpresa cuando vi mi nombre en una esquela mortuoria. Había viajado a otra ciudad para concretar unos pedidos y se me ocurrió comprar el periódico local. De pronto, al pasar la página me saltó a los ojos: “Con gran pesar comunicamos el fallecimiento de” y luego mi nombre y apellidos. Menos mal que lo que seguía (edad, parientes) me aclaró que el muerto no era yo, sino alguien llamado igual. Y es curiosa la coincidencia, porque ni mi nombre ni mis apellidos son frecuentes.

El caso es que esto me impactó y, aprovechando que el asunto de los pedidos me llevó poco tiempo, tomé un taxi y me planté en el funeral. Sentía curiosidad por aquella persona que había cargado con mi nombre y apellidos. Y, por lo que pude ver en la iglesia, su vida fue bastante pareja a la mía: nacido cinco años antes, se casó y tuvo tres hijos (uno más que yo). Se dedicó también al comercio (de muebles en su caso, textil en el mío). Debió de tener muchos amigos, pues el templo estaba a rebosar. Puede que exagere, pero aprecié analogías entre su mujer, sus hijos y los míos. Tuvo una muerte rápida, como desearía para mí.

Durante la homilía, el oficiante (que sin duda le había tratado) dijo algo que no entendí: “Nos veía con las manos y con el corazón”. Esto me dejó intrigado. Así que, tras la misa, intenté oír los comentarios de los asistentes. Y entonces lo entendí: aquel hombre (mi homónimo) nació ciego y nunca pudo ver. Vivió entre tinieblas. A pesar de eso, había tenido una vida similar a la mía.

De modo que no sólo bregó con mi nombre, mis apellidos y mis circunstancias. Afrontó, además, la oscuridad.

22.7.09

Gente cumplidora

-Confiesa que fue Dios quien dijo “no matarás”, o probarás mi espada.

-Nada de eso. Lo ordenó Alá mediante su profeta. Y aunque acabes conmigo, sus fieles te darán muerte en nombre del Altísimo.

-Me dais asco los dos. Fue Yahvéh quien mandó eso. Y ahora entregaréis vuestras vidas si no lo proclamáis. Así que, mientras os apunto, responded: ¿quién dijo “no matarás”?

21.7.09

Cosas de mi carácter

-Es usted un imbécil, Jiménez, siempre ha sido un perfecto imbécil. Primero tuve que enseñarle el oficio (porque cuando llegó aquí no sabía hacer la o con un canuto). Luego le fui delegando tareas, poco a poco para que no metiera demasiado la pata. Después le hice jefe de ventas. Le aguanté los fallos. (Bueno, es verdad que alguna vez le llamé “inútil” delante del cliente; pero oiga, tampoco es para tanto en medio del cabreo. Además, es un pronto, un mal pronto que tengo; cosas de mi carácter. ¿No querría que después me disculpara: “perdone, damisela, si la he ofendido”? Yo nunca fui dado a mariconadas.) Le he pagado más de lo que marca el convenio, a usted, que cuando vino a la fábrica era un muerto de hambre, con una mano delante y otra detrás, que no tenía donde caerse muerto y daba pena ver los zapatos que llevaba. Le puse comisiones para que ganara más, coche de la empresa, dietas de viaje… Y ahora me sale con que se va. Vamos, que se larga. Baja voluntaria. ¿No te jode? Así, por las buenas, desagradecido de mierda; necio, más que necio, que sigue igual de bruto que cuando le conocí. Pues que sepa que allí donde va le van a pagar menos, tanto en fijo como en variable. Ya verá lo que tarda en arrepentirse, tonto de los cojones.

-Sólo voy a decirle a usted tres cosas. La primera: que, salvo los insultos, lo que ha dicho es verdad. La segunda: que también es verdad que en el nuevo trabajo me pagarán menos. Y la tercera: que pienso que allí SÍ van a respetarme.

20.7.09

Hace falta valor

¿Y qué quieres? ¿Qué me presente delante de la viuda, los huérfanos y diga “lo siento, fui yo el que maté al señor que cruzaba, pero no fue nada personal, lo hice por la independencia, la lucha de mi gente, la patria oprimida; bueno entonces lo veía así, aunque he cambiado y ahora sé que no, que no es el camino, que los cadáveres pudren hasta las buenas ideas; en fin perdonad, familia, que entonces estaba pelín aturdido”.

Sería más fácil obstinarme, seguir en la brecha, metralleta en ristre, decir “qué bien hice, brazo armado del pueblo”… aunque ahora sé que no.

Pero sobre todo no me vengas con que rectificar es de sabios. Di más bien que, para rectificar, lo que hay que tener es unos enormes huevos.

16.7.09

El cielo protector

Día grisáceo, a tono con su ánimo. Desde la cafetería del aeropuerto se ve llover, gotas chocando con los cristales y resbalando mejilla abajo. Piensa que quizá el vuelo se atrasará por la niebla, pero el altavoz da aviso de embarque. Se seca los pómulos, toma el bolso y se encamina a la puerta 7. Veinte minutos después el avión atraviesa nubes de plomo (vapor, a fin de cuentas) y asciende a una región clara. Allí el sol brilla entre azul intenso. Entonces comprende que es posible, también para ella, dar un salto y elevarse sobre la bruma; dejar atrás las nubes, la humedad gris que hace llover.

15.7.09

Por nuestras justas reivindicaciones

…rebelde, mezquino idioma…
(BÉCQUER)


El sindicato de escritores expresó su queja por la escasa calidad de las herramientas con que los autores han de trabajar.

Como muestra, un portavoz expuso que, si uno quiere indicar que un informe no tiene forma y escribe “informe informe”, de inmediato será tachado de redundante.

Otros intervinientes pusieron más ejemplos:

-“Hace tiempo que no hace buen tiempo”.

-“Por sólo un segundo llegó segundo”.

-“Me río en el río”.

-“Le ruego que se calle en la calle”.

-“Con esta escoba barro el barro”.

-“Ese animal se llama llama”.

Etcétera.

Uno puede escribir “no me importó que el almuerzo fuera dentro”; pero, si escribe “no me importó que el almuerzo fuera fuera”, le defenestrarán por cacofónico.

Después están los objetos sin nombre: los frutos no comestibles, los inventos recientes (hay que nombrarlos por sus marcas comerciales: klínex, típex, rímel, post-it…).

En el capítulo de equívocos se citaron casos como:

-“Castillo”: hombre pequeño exento de lujuria, pero también fortaleza amurallada.

-“Bandeja”: grupejo de músicos, o utensilio para portar viandas.

-“Capilla”: capa corta, o parte del templo dedicada al culto.

-“Cuadrilla”: cuadra pequeña, o grupo de personas.

En cuanto a imprecisiones se apuntó que “su amigo” puede ser amigo de usted, o de ustedes, o de ella, o de él, o de ellos, o de ellas. Vaya lío. Desde luego, así no hay quien se aclare.

Si uno dice “yo vendo”, no se sabe si está vendiendo o vendando.

“Hablaba” puede referirse a un montón de gente: “yo, él, ella, usted hablaba”.

Fueron sólo algunos supuestos ya que, según se dijo, hay trampas por todas partes.

Los asistentes pidieron que se les provea de instrumental más idóneo para hacer su trabajo. Esta solicitud se dirigió “a quien corresponda”, sin precisar destinatario.

14.7.09

Cuéntame

Abuelito, si quieres contarme tus batallas, cuéntamelas enteras.

Descríbeme esos muertos que quedaban tumbados con los vientres abiertos, las heces rebosadas.

Y no olvides hablarme del olor a cadáver, de las moscas azules posadas en los ojos, del miedo en las trincheras, los brazos amputados, la metralla en las piernas, las cuencas, los muñones...

Abuelito, si quieres contarme tus batallas, cuéntalo todo. Todo. No silencies la parte que querrías olvidar.






13.7.09

Movidos

Antes de dar comienzo a la sesión y mientras preparaba el instrumental, el torturador dijo al prisionero:

-No sé lo que va a pasar. No sé si podrás resistirlo. Pero quiero que sepas que torturarte es, también para mí, una tortura.

Justo cuando iba a añadir “-Suerte” sonó la consigna de inicio. Luego, pasos acercándose. Quizá otros torturados, activos o pasivos.

10.7.09

En qué quedamos

Callé cuando debí hablar (en boca cerrada no entran moscas, me habían dicho). Hablé cuando debí callar (quien calla otorga, me advirtieron también). Y las dos veces metí la lengua, o sea la pata. Aunque, bueno, creo que convendrán ustedes en que es fácil perderse dentro de un manual tan contradictorio.

9.7.09

Tengo una duda

-Comprendo que huyera. Cuando el ministro invita a los escolares a hacerle preguntas, espera cosas fáciles de contestar. A esa niña deberíamos haberle prohibido intervenir.

-Pero hasta ahora sólo había hecho preguntas raras en religión. No esperaba que en una charla con el ministro de Agricultura hiciera lo mismo.

-Una niña que pregunta si Moisés, Abraham o Jesús hacían... sus necesidades puede preguntar cualquier cosa. A mí una vez me preguntó qué quiere decir “concupiscencia”.

-Pero es que esa palabra viene en el catecismo.

-Sí, pero cuando tú y yo teníamos su edad no se nos ocurría preguntarlo. Nos quedábamos con la duda.

-Pues peor fue el día que preguntó si Dios podría hacer un nudo tan enrevesado que ni Él mismo pudiera desatarlo.

-Parece una paradoja.

-Pues eso le planteó al párroco. De todas formas, yo creo que el ministro no debió darse a la fuga. Al fin y al cabo no era una pregunta tan complicada: ¿a partir de cuántos árboles decimos que es un bosque?

8.7.09

Negocio

Pisé ayer por despiste uno de esos cedés que en una acera ofrece el hombre de la manta. Se partió la carátula, pero no el disco.

Y, aunque pude decirle “¿con qué derecho ocupa usted la calle?”, le pagué los tres euros, me llevé el cedé y me ahorré el regomeyo.

Lucrativo negocio: maquillé mi conciencia y, encima, era un cedé de tangos argentinos.






7.7.09

Impulsos eléctricos

En un documento de Word escribí lo que siento. Después hice clic en guardar. Así que ahora lo que siento está en microcircuitos, chips, conexiones, soldaduras… Está en eso que llaman discos blando y duro, en eso que llaman memoria (¿ram?: no quiero aparentar que entiendo de esto). Lo que siento está allí, como en las redes neuronales de mi cerebro (tan parecidas, quizá, a los circuitos impresos de un ordenador). Lo que siento está materialmente en los dos sitios, y es probable que en ninguno de ellos sea real.

6.7.09






Un nombre y dos apellidos

A los 14 años le gustan las rimas de Bécquer, oye en el tocadiscos canciones melódicas y cree en la religión que le han inculcado.

A los 18 años aquellas rimas le parecen cursis. Lee a Sartre, a Nietzsche y a Camus. Oye a Pink Floid y a los Rolling Stones. Abomina de la música melódica. La fe religiosa le abandona y se declara agnóstico.

A los 20 años decide que nunca se casará ni tendrá hijos porque no tiene sentido traer más humanos a este mundo de mierda.

A los 26 años se casa y poco después trae un hijo a este mundo de mierda. Para apaciguar su conciencia se afilia al Partido Comunista por ser el único que puede transformar la sociedad y construir una vida apacible para todos.

A los 35 años se da de baja en el Partido tras llegar a la conclusión de que el colectivismo suprime el estímulo personal y condena a los pueblos a la penuria económica.

A los 37 años se da cuenta de que no sabe quién es, ni en qué cree, ni lo que quiere.

A los 40 años se divorcia de su mujer y vuelve a pensar que nunca debió haberse casado.

A los 43 años se casa otra vez. Con su nueva pareja decide no engendrar hijos y adoptar una niña. Viaja a la India, con su esposa, para recogerla, y al abrazar a su hija adoptiva se siente reencontrado.

Acaba de cumplir 46 años.

A efectos del Registro Civil ha sido siempre (un nombre y dos apellidos, un único carné de identidad) una sola persona: siempre la misma, desde donde dice nacimiento hasta donde dirá defunción. A todos los demás efectos ha sido seis, siete, tal vez ocho personas distintas.

3.7.09

Vivía un hidalgo

Puerto Lápice (Ciudad Real, La Mancha). En el horizonte, molinos de viento.

En un mesón antiguo, un restaurante: se llama Venta del Quijote. Tiene vigas de madera, paredes de cal, patio empedrado, bodega, tinajas, pozo… Todo evoca el sitio donde don Alonso veló las armas, se hizo investir caballero.

Llega un autobús turístico. Sus ocupantes bajan y el guía describe el lugar. Habla en español y un traductor lo vierte al japonés.

Tras la visita alguien pregunta y el intérprete, profesionalmente, traduce su duda:

-¿Viven en este pueblo descendientes de don Quijote o Sancho?

Por un momento el guía se dispone a sacarle de su error, decir “Son pura ficción, nunca existieron”; pero se arrepiente a tiempo. Nadie del grupo interviene. Yo, que presencio la escena, tampoco. El guía, por fin, contesta:

-Quizás viva algún descendiente, pero no puedo asegurarlo.

Y el traductor lo repite en japonés.

2.7.09

Bravo por la música

Sr. … :

Adoro las melodías que compone. Remueven mis sentimientos, me hacen recuperar lo perdido. Por eso pensaba que las letras estarían a su misma altura. Pedí que me las tradujeran. Y, ¿sabe?, ahora ya no es igual. Más que decepcionarme, me dejaron confusa. Cuesta aceptar que las palabras no estén al nivel de la música, ni siquiera de la voz (de su voz) que las dice. Pero no es un reproche. Comprendo que el idioma no pasa por esos recodos que la música atraviesa. Por ello me atrevo a pedirle que, en adelante, no añada voz a su música. Y si ha de acompañarla con palabras, pronúncielas en una lengua intraducible.

1.7.09

Sala de máquinas

Mirad: ésta es la sala de máquinas. Aquí es donde se decide vuestro futuro. Pero no pongáis esa cara. Desde luego que parece un casino: una especie de timba con tapete, ruleta y bolas (sí, esas bolitas rojas y negras que sois vosotros). Lo parece y lo es. Un juego de azar, un tinglado aleatorio. Lo que no entiendo es que esto os produzca extrañeza. ¿Qué otra cosa esperabais encontrar?