22.2.12

Ya no te pinta

Nadie puede elegir no crecer y evitar que un verano, al llegar los feriantes, se te quedó pequeño el tiovivo, el carrusel, el tren de la bruja…

No sólo achicaba tu jersey, tu pantalón; también decrecía el mundo.

De pronto te veían hacer lo que hasta entonces y oías “¿no te da vergüenza?”, “¡te pintará!”, “con lo mayor que eres”.

Y tocó arrumbar el muñeco abrazable, los cuentos de tu madre, las viñetas del tebeo: lo que amabas (y aún amas). Adiós; lo siento mucho pero estáis despedidos.

Sin embargo hoy, con treinta años, en la noria te desquitas. Todo es distinto ahí arriba.

Luego ves, en los coches de choque, el mismo cartel que colgó aquel feriante: “No se responde de objetos deteriorados”.

¿Y si fuera el mismo feriante? De niño, hace veinte años, le preguntaste

-¿Qué significa “deteriorados”?

Y él contestó:

-Escoñaos.

Pero sí: parece él. Te acercas a la taquilla y fingiendo acento extranjero le preguntas, mientras compras la ficha:

-Poj favoj, señoj, ¿qué significa “deteguiogados”?

1.2.12

Renacer

Para protegerse del pasado cambió de ropa, cambió de aspecto, cambió de nombre, cambió de apellidos, cambió de trabajo, cambió de casa, cambió de ciudad, cambió de país… Y allí –donde todo era nuevo y distinto, donde nadie sabía nada de él-, decidido a defenderse del pasado y resuelto a ahuyentarlo con todas sus fuerzas, se dispuso a empezar su otra vida.