28.2.09

Una mente creativa

Veo a mi gata jugando con su rabo. Lo acecha, lo persigue, lo captura… Está imaginando que lucha o caza.

Juega para escapar del aburrimiento. Juega para escapar de la realidad.

La veo echando a volar su fantasía. Veo a mi gata cultivando la ficción.

27.2.09

Armisticio

Y ahora que hemos puesto fin a esta guerra, es tiempo de reconciliación. Ambos bandos tenemos que perdonarnos mutuamente. Nuestra voluntad puede hacerlo. Esto no es lo más difícil.

Lo más difícil es aquello que no depende de nuestra voluntad: expulsar los rencores ocultos, disolver nuestros odios subterráneos.

26.2.09

Vuelvo enseguida

A punto de que le engendraran, se despidió de la Inconsciencia, la Insensibilidad y el No-Ser. Pero no fue una despedida definitiva. No fue un adiós para siempre, sino un hasta pronto. “En menos de cien años (o sea, un suspiro) estoy de vuelta”, les dijo.

25.2.09

A la vez

Has llorado y reído a la vez, igual que cuando llueve y hace sol. Y ahora, en pura coherencia, tendría que salir el arcoiris.

Último tramo

Señores pasajeros: Les damos la bienvenida al Área de las Arrugas. A partir de este momento y hasta el punto de destino pueden arrastrar los pies, pero no las ilusiones.

24.2.09

Impacto súbito

Oí a alguien decir:

-En nada aprecia sus utopías quien permite que sus actos se burlen de ellas.

Y fue como si me hubieran dado un puñetazo muy, muy certero.

23.2.09

Carne de nadie

Ayer se inauguró la primera fábrica de carne. Esta factoría no es una granja ni un criadero, sino un lugar donde se elabora carne comestible. En ella no se crían animales para sacrificarlos, sino que se confecciona la carne directamente. El producto obtenido es igual que la carne natural, pero desanimalizada, pues se genera a partir de sustancias vegetales y minerales reproduciendo, en el proceso de fabricación, los procesos fisiológicos de la nutrición animal. De este modo, el tejido cárnico (equivalente a la masa muscular de los animales) crece en unas plataformas, si bien no forma parte de ningún ser vivo, ya que carece de células nerviosas y no está conectado a un cerebro. Por lo demás, posee las mismas propiedades alimenticias que la carne natural. Es, por tanto, carne fabricada sin criar animales, ni tenerlos hacinados, ni darles muerte. Está previsto que estos productos cárnicos se comercialicen con la marca “No matarás”.

(Supongo que habrá a quien no le gustaría leer una noticia como ésta. A mí, sí.)

20.2.09

En la fantasía

Mientras trabaja, oye una emisora que sólo ofrece radionovelas. Después lee, durante varias horas, novelas y cuentos. Luego ve alguna película. Más tarde retoma la lectura. A veces va al teatro. El resto del tiempo escribe relatos, novelas, guiones, dramas… Por la noche, mientras duerme, su cerebro le regala varios sueños.

Y así, de ficción en ficción, de fábula en fábula, de irrealidad en irrealidad, va viviendo (o sea no viviendo) su no-vida.

19.2.09

Desfigurado

Tras llevar puesta una máscara durante varios años, se atrevió a quitársela. Fue a mirarse al espejo y, al verse reflejado, se dio cuenta de que la máscara que sostenía en las manos y su propio rostro eran idénticos. La máscara había actuado como un molde que transfirió su forma al rostro que cubría. “Qué fue de mi cara?, ¿dónde están mis facciones de verdad?”, se preguntó. Pero no halló respuesta.

Arrojó al mar la máscara y pensó: “Lo único bueno es que ahora sé que mi rostro es modelable: si una máscara lo deformó, también podrán cambiarlo el sol, el viento… Aunque ahora soy mi máscara, no siempre seré así”.

18.2.09

Cerebritos de hormiga

Como consideran que no disponen de espacio para abastecerse, las hormigas del hormiguero A (llamémosle Alemania) invaden el hormiguero B (llamémosle Checoslovaquia) y más tarde también el hormiguero C (llamémosle Polonia).

Ante ello y por miedo a la supremacía de A, los hormigueros D (llamémosle Francia) y E (llamémosle Inglaterra) reaccionan, declarándose la guerra entre éstos y el hormiguero A.

La guerra se extiende a otros hormigueros y se forman dos bandos con varios ejércitos de hormigas a cada lado.

Las hormigas-soldado luchan con saña. (Una hormiga siempre ha de estar dispuesta a matar y morir por su patria: su hormiguero.)

El enfrentamiento, que no soluciona nada y del que nadie sale ganando, dura seis años y se salda con la muerte de 50 millones de hormigas.

Es de esperar que, en un futuro lejano, las hormigas evolucionen, les crezca el cerebro, supriman los hormigueros-patria y sean capaces de evitar estos horrores. O quizá no.


[Con el mayor respeto a todos los que, alguna vez, fueron enviados a morir en una guerra.]

16.2.09

No os fagocitéis

Tras construir la máquina del tiempo, se dispuso a emprender su primer viaje.

Seleccionó en el programa la opción "Era primaria. Período precámbrico. -4.000 millones de años" y al instante se encontró en una Tierra joven, habitada tan sólo por bacterias: microorganismos que se nutrían de agua, luz y minerales (como las actuales plantas).

Esperó hasta que vio que una bacteria intentaba engullir a otra. Era el primer acto de fagocitación: la primera acción depredadora sobre el planeta.

En ese momento intervino. Se acercó a ambas bacterias y las separó diciendo:

-Eso no se hace. No vale comerse unas a otras. No, no y no.

13.2.09

Quería ser sencillo

Quería ser sencillo. Se lo proponía, intentaba serlo. Pero no le era fácil desprenderse de su petulancia, su afectación. No se le hacía fácil desenvolverse, en su vida, con sencillez.

Ser sencillo le resultaba tan difícil…

Limitadme

Eligieron al más sabio para que los gobernase. Y éste tomó la palabra y pronunció su primer discurso:

Concededme los medios para dirigir y gobernar. Pero, al mismo tiempo, ponedme límites, barreras, contrapesos.

No dejéis que un día pueda ordenar que decapiten a alguien para complacer a mi hija, o incendiar una ciudad por gusto de verla arder, o nombrar senador a mi caballo (como se contó de Herodes, Nerón o Calígula: déspotas, tiranos, seres incontrolados, víctimas también ellos de su poder inobjetable).

No consintáis que me comporte como un niño consentido y malcriado, al que todo se le permitiera.

No toleréis que mi capricho sea ley para nadie.

No admitáis que me sepa inmune, ni impune, ni irresponsable de mis actos.

No permitáis que mi poder sea omnímodo, irrefrenado, incontrolable.

¿Quién sabe los abusos, los desafueros, las arbitrariedades en que, en tal caso, podría yo incurrir?

Así que, por vuestro bien y también por el mío, limitadme
”.

12.2.09

Tú, que tanto criticaste

Ahora que estás en el pliegue de quienes tanto criticabas, actúas del mismo modo que un día censuraste.

Comprendes, por fin, que no era fácil obrar de otra manera. Y tienes suerte de que no haya nadie dispuesto a juzgarte con tu propia saña. Con tu propia dureza. Con tu severidad.

Ahora que estás en el enclave de quienes tanto criticabas, tienes suerte de que nadie te mida con tu propio rasero. Tienes suerte de que nadie te aplique tu código.

11.2.09

Sea breve

Hace unos días se me ocurrió hacer una relación de mis lecturas pendientes: de todos los libros que quiero leer. Después calculé el tiempo que me llevará leerlos. Me quedé sorprendido al constatar que, según mis cuentas, cuando acabe de leerlos tendría 135 años de edad. Digo tendría porque obviamente no espero vivir tanto. O sea, que no los podré leer todos.

Ante lo cual, he decidido enviar sendas cartas a sus autores. La misma carta-modelo para todos. Es ésta:

Por favor, no se extienda más de lo necesario. Sea conciso. Conténgase. Lo que pueda expresar en cien páginas, no lo exprese en doscientas. Lo que pueda escribir en cuatro párrafos, no lo escriba en ocho. Lo que pueda decir en dos palabras, no lo diga en tres. El tiempo y la vida de aquéllos para quienes escribe –o sea, sus lectores- no dan para tanto”.

10.2.09

¿Mentira?

A los 15 años la fe me dejó. Fue un proceso normal, o eso me parece. El conocimiento, las lecturas, las incoherencias bíblicas, el preguntarme por qué había de ser así… El caso es que en poco tiempo dejé de creer en lo que mis padres me inculcaron. Pero a ellos no se lo dije. Ni entonces ni después. Ellos son profundamente religiosos. La religión es el eje de sus vidas. Si se lo dijera, les causaría gran sufrimiento. No un disgusto trivial, sino un daño intensísimo. Me los imagino pensando: “Nuestro hijo va a condenarse para toda la eternidad”, y culpabilizándose: “¿Qué hemos hecho mal?; ¿en qué hemos fallado al educarle?”.

Así que he seguido fingiendo que creo. Incluso cuando me he visto forzado a ir a misa con ellos, me he acercado a comulgar.

Y esta mañana, para mantener la ficción, he tenido que confesarme. Le he dicho al sacerdote:

-He mentido.

Y él ha preguntado: -¿En cosas importantes?

Entonces se lo he contado todo: -Llevo toda mi vida mintiendo a mis padres. Ellos son creyentes y no conciben que su hijo no lo sea. Pero yo dejé de creer hace años. Nunca se lo he dicho porque les haría un daño horrible. Pensarían que voy a condenarme y se sentirían culpables. Por eso aparento creer: vengo a misa con ellos, confieso, comulgo… pero no tengo fe. No soy creyente sino agnóstico. A veces pienso que lo que hago es indigno. Indigno para mí, por aparentar lo que no soy, y para ellos, por mentirles. Pero, comprenda, son mis padres y ¡ es tanto el daño que les causaría !

Y el sacerdote me ha dicho:

-Hijo, no sé qué aconsejarte. Pero está claro que tú no tienes culpa de no creer. Y en cuanto a tu mentira, es una mentira muy sacrificada, muy caritativa. Una mentira llena de amor. Seguro que Dios la ve con buenos ojos.

Y me he vuelto a mi banco. Y aquí estoy sentado, dándole vueltas a la cabeza y sin saber si creo o no.

9.2.09

Perspectiva

La madre y el niño de dos años van a visitar a la abuela.

Al llegar a casa de la abuela, el perro de ésta empieza a dar saltos de alegría.

La abuela dice al perro: -Tobi, estate quieto.

Y el niño: -Tobi, quédate abajo conmigo.

6.2.09

tic tac

Cuando se aburren, me piden que corra.
Cuando se divierten, que vaya más despacio.
Si sufren, quieren que vuele.
Si se enamoran, que me detenga.
Si van ganando el partido, quieren que me haga corto.
Si van perdiendo, que me alargue.
Cuando esperan algo o a alguien, me piden que pase más deprisa.
Y cuando tienen lo que quieren, que no avance.

Pero no puedo complacerlos. Se empeñan en pedirme tantas cosas… sabiendo, como saben, que yo, a la fuerza y por mandato cósmico, tengo que hacer tic tac cada segundo. Precisa e irremisiblemente tic tac cada segundo…

5.2.09

Hola, clon

Ayer me encontré, casualmente, con mi clon. Tiene 8 años. Está igual que yo cuando tenía su edad (pero menos gordo: se ve que sus padres adoptivos cuidan mejor de su alimentación).

Le saludé y, como no sabía de qué hablar con él, le dije:

-Eres, o vas a ser, miope. Así que, cuando cumplas doce años, pide que te lleven al oftalmólogo. Para que no te pase lo que a mí, que estuve un año entero con dolor de cabeza y sin saber que necesitaba gafas. Ah, y cepíllate los dientes a diario y no tomes demasiada azúcar. De otro modo tendrán que empastarte todas las muelas. Te lo digo por experiencia: tenemos, o sea, nuestra dentadura tiene, propensión a las caries.

Nada más que eso le dije: unos pocos consejos de salud. Y le deseé suerte:

-En fin, chaval, que tengas más suerte que yo.

Y eso fue todo lo que hablé con mi clon. ¿Qué otra cosa podría haberle dicho?

4.2.09

Jugando

-Mira, mamá: he construido un planeta donde brotan unas criaturitas. Y se reproducen y, como en el planeta no hay comida para todas, se fagocitan y engullen las unas a las otras. Y así se pasan la vida. Y luego...

-Hijo, ¿no podrías jugar a otra cosa? No me gusta que te diviertas con juegos tan sádicos.

3.2.09

Sabrás que soy yo

Dijo:

-Cuando en el cielo veas una nube gorda, una nube sin gracia y desgarbada… sabrás que soy yo.

Y en cuanto hallé un bolígrafo me apresuré a anotarlo, para que, aunque ella muriera, nunca olvidase yo sus palabras.

Vendetta

El cuerpo le pedía vengarse como un pequeño gángster. Pero él decidió perdonar. Es decir, que se vengó de su propia pequeñez.

2.2.09

Poncio

El romano imperialista, puñetero y desalmado... (de la Misa campesina.)

Pero, al menos, él tuvo el detalle de pedir un barreño (¿o era una palangana?) y lavarse las manos en público. Exhibió su inhibición. En ese aspecto, no engañó a nadie.

Otros (antes y después), ni siquiera eso.

Chirrido

Escribió
"Impedir que otro sufra o no impedirlo será indiferente dentro de un siglo, cuando ninguno de los dos vivamos".

Y, mientras lo escribía, la frase chirrió como un tren a punto de descarrilar.