21.12.07

Te resistes

Ellos creen que aún tú crees
en los reyes de enero
(compran furtivamente, escribís una carta,
el día de antes, por la tarde, vais a verlos pasar)
y tú con tus seis años
no quieres, te resistes
a arrancar su ilusión.


FELIZ NAVIDAD A TODOS

19.12.07

Comprar

Quería comprarse un amigo. Pero no un amigo de conveniencia, de ésos que se mueven por el interés. No, no deseaba un sucedáneo. Lo que él quería adquirir (en efectivo o con tarjeta) era un amigo de verdad.

17.12.07

Misión cumplida

(Basado en una historia real.)

M. tenía 48 años. Un domingo, justo al terminar su jornada laboral, colocando la última colcha de la última cama de la última habitación del hotel, M. se desplomó delante de mí. Al principio pensé que estaba bromeando, haciéndose el derrotado en el preciso instante de acabar el curro. Pero cuando vi sus ojos entreabiertos, su boca babeando y el color ceniza de su cara me di cuenta de que no era una broma.

El enfermero del hotel intentó la reanimación cardiopulmonar hasta que llegó la ambulancia. Le metieron varios chutes de adrenalina y le aplicaron el desfibrilador, pero no hubo nada que hacer. Finalmente lo llevaron en la ambulancia al hospital para que allí certificaran su muerte por infarto.

Ese día yo había estado todo el tiempo con M. Ya por la mañana, mientras cocinaba el desayuno, me comentó que estaba cansado, que había salido tarde del otro trabajo. Durante todo ese día no le vi fumar un cigarro ni beber un trago de alcohol, pero sí le vi cocinando, fregando, limpiando, llevando camas de un piso a otro…

La salud de M. estaba muy tocada. Fumaba bastante y, como buen escocés, le encantaba el güisqui. Es posible que, de todas formas, no hubiera aguantado mucho. Pero ese día no murió por su manera de vivir: ese día murió reventado, delante de mí, en el último empujón para meter la cama supletoria debajo de la principal.

Después de aquello aún tuve que limpiar esa habitación (número 314, two single beds and one double), retirar las cajas de adrenalina, las cápsulas, las jeringuillas, los adhesivos de los parches… y todo mientras pensaba: no pudo morirse en su casa o a primera hora, no, tuvo que acabar su trabajo, terminar su jodida jornada laboral.

3.12.07

Piso compartido

Mi pareja y yo tenemos fobia a las cucarachas. Y más aún a sus cadáveres.

Un día apareció una cucaracha muerta en un rincón del comedor, detrás de una estantería. Yo simulé no haberla visto, y mi pareja (según me confesó luego) también. Ambos esperábamos que el otro la viese y la tirase. Pero no: el uno por el otro, la cucaracha sin barrer.

El cuerpo del insecto (al que llamé Gregorio Samsa) permaneció allí, panza arriba y de córpore insepulto, durante medio mes.

Finalmente ninguno de los dos la tuvo que retirar. Lo hicieron, poco a poco, las hormigas.

30.11.07

Parecer feliz

Puede que resulten algo gastados, pero son cómodos y están adaptados a sus pies. Sin embargo, ¿qué dirán los demás si le ven con ellos? Tiene que parecer feliz, así que cambia de zapatos.

Lo mismo le pasa con la ropa, con el coche, con… [A rellenar por el lector.]

Su casa ha de estar impecable, sin faltar un detalle, aunque mimarla absorba su esfuerzo y su tiempo. El tiempo que echa de menos para lo que en verdad le gusta.

Esas vacaciones, esos días libres en que no le apetece viajar. Y menos aún un viaje largo… Sabe que cuando vuelva estará más cansado que al partir, y desea quedarse en casa, ocuparse de tareas sencillas y pendientes: escribir a ese amigo, ordenar cajones, pasear, pensar… Pero se va de viaje porque todos lo hacen y porque ¿cómo después no contar su experiencia?, ¿cómo aceptar ser el único que no viajó?

Y es así como, poco a poco, parecer feliz le impide ser feliz.

26.11.07

Cuando sea mayor

Cuando yo tenía ocho años veía a los chavales del último curso del colegio y pensaba: -Ellos sí que son mayores. El día que cumpla catorce años dejaré de ser un chiquillo y me sentiré mayor, como ellos.

Al pasar con catorce años al instituto, no me sentí mayor. Entonces pensé: -Mayores de verdad son los que acaban el bachillerato. Seguro que ellos sí que se sienten adultos.

Cuando ya estaba en la universidad, pensé: -Es necesario licenciarse y empezar a trabajar para saberse asentado.

Después, al acabar mis estudios y ejercer una profesión, me dije: -La madurez llega cuando uno se jubila.

Y ahora que soy viejo, he comprendido que uno nunca es mayor, ni adulto, ni maduro. Porque el único equilibrio posible, el que realmente hace sentar la cabeza, es estar muerto.

19.11.07

No me malinterprete

No me malinterprete, señor cocinero. Claro que valoro sus creaciones culinarias: esos inverosímiles platos de diseño; su trabajo; el tiempo que le ha llevado gasificar espinacas, el sorbete de pulpo, confitar crestas de gallo...

Pero también debe entender que lo que yo más querría, en este momento, es que mi madre apareciese, ella otra vez, por esa puerta con una fuente hasta arriba de macarrones con tomate.

Y entonces lo vimos

Avanzamos de continuo en nuestra nave, rectilíneos a través de las galaxias, hasta llegar a la frontera cósmica(los confines últimos del infinito). Y entonces lo vimos:

Allí fuera había dos cachorros de desconocida especie, más grandes aún que el propio cosmos, que traviesamente (igual que dos niños con su mecano de piezas de colores) jugaban a improvisar un universo.

En rojo

Lo que veis en la pizarra es un mapa del mundo. Un mapa físico.

Y ahora, queridos niños, vamos a convertirlo en mapa político.

Pero antes voy a pincharme, con este alfiler, un dedo. Luego pondré unas gotas de sangre en la punta de la tiza y dibujaré unas líneas sobre el mapa. Esas líneas se llaman fronteras. Las pintaré así (rojizas, mezcla de sangre y yeso) para que, siempre que veáis un mapa del mundo, recordéis que sus rayitas se hicieron con sangre.

13.11.07

A través de sus lágrimas

Aprendió a descubrir el arco iris mirando cualquier luz al través de sus lágrimas. ¡Le gustaba tanto!: un arco iris privado y portátil, para ella sola, sin necesidad de lluvia ni de sol.

Desde entonces, no desaprovechaba ninguna oportunidad de llorar.

"Personalidad melancólica", los demás opinaban.

12.11.07

Encantado de conocerme

El primer pez con ojos descubría bultos, sombras de roca.

El universo, por fin, se contemplaba a sí mismo.

No es tan simple

Pensó en retirarse a una isla, como un Robinson voluntario, donde viviría solo. Sin compañía, no tendría a nadie frente a quien mostrar soberbia, ni contra quien descargar ira, ni de quien sentir envidia.

Se llevaría solamente una vaca a la que ordeñar y una gallina para el huevo diario. El cuidado de ambos animales y un pequeño huerto le impedirían caer en la pereza, y por otro lado no producirían lo bastante para incurrir en gula.

Sin más bienes que ésos en la isla, la avaricia estaría conjurada.

Seguidamente cogió un cuchillo y se desabrochó el pantalón para excluir de raíz el último pecado capital, pero en ese momento se le cruzó una imagen (un hombre con una toalla) y una frase:

Si yo os he lavado los pies a vosotros, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros”.

-Se ve que no es tan sencillo-, pensó. Y no siguió adelante; ni con el cuchillo ni con la isla desierta.

Silenciado

Unos minutos antes de morir, y para sorpresa de todos, el mudo rompió su silencio:

-Que se-se-sepáis que no soy mudo. Harto de que en mi pu-pu-pueblo se burlaran de mí, vine aquí y fin-fin-fingí ser mudo. Porque de los mudos la gen-gente no se burla, pero de los tarta-ta-tamudos sí.

Cada uno

-Y dígame: ¿qué opina usted de los catalanes?

-Pues, la verdad, no sabría decirle. No los conozco a todos.

7.11.07

Mutación

Destruyeron las banderas, los escudos, las rayas de los mapas, las partituras de los himnos… Cada cual quemó los suyos. Salieron todos, a la vez, de su tribu: cada uno de la suya. Alumbraron una especie: el mamífero no territorial, la nueva clase de humanos.

No fue un hito en la Historia, sino un paso en la cadena evolutiva. Un salto biológico.

31.10.07

Paso a contestarte

Paso a contestarte.

Acerca de por qué te he abandonado:

Porque es mi costumbre. Envío gente al mundo y luego me desentiendo. Los abandono a su suerte. Allá se las compongan. Lo hago así con todos, no es nada personal.

Acerca de que los perdone porque no saben lo que hacen:

Sí saben lo que hacen. Te han colgado en una cruz para matarte. Pero, dado que tú los perdonas, ¿con qué argumento podría no hacerlo yo?

30.10.07

Intercambio

Apuntó:

En contra

Sacarlo tres veces al parque
(aunque llueva, haya fútbol o esté en zapatillas),
con una bolsa recoger sus heces,
lavarlo,
cepillarlo,
comprarle comida,
semestralmente vacunarlo,
señales de uñas,
veto en los hoteles,
pelo en el sofá...

A favor

Que él, a cambio, me da
(se me da)
a sí mismo.

Y fue el caso que ganó la lista más corta.

24.10.07

O bien

A un niño se le caerá el helado de chocolate. Sobre la acera quedará una mancha marrón.

Poco después cruzarás tú. No repararás en la mancha y la pisarás. El helado aún estará líquido. Resbalarás. Caída aparatosa, posible fractura. Te llevarán a un hospital. Allí reencontrarás a Ana, una amiga de tu infancia. Ahora es traumatóloga. ¡Qué casualidad! Os pasaréis los teléfonos y, tras tu restablecimiento, quedaréis para cenar. Después más llamadas, más citas. Un año más tarde, te casarás con ella. Tendréis tres hijos y envejeceréis juntos.

O bien:

Al niño no se le caerá el helado. Cruzarás tranquilamente la calle. Llegarás a la oficina (porque te diriges a la oficina). Trabajarás como cualquier día. Nunca sabrás que Ana (aquella amiga de tu niñez) es traumatóloga, nunca volverás a verla. Obviamente no convivirás con ella. Tampoco te casarás, ni tendrás hijos.

Obviedad:

El futuro de mucha gente depende de un niño anónimo y de su helado de chocolate. También se puede escribir con mayúscula y llamar Destino.

(Confidencia del autor: En la versión inicial el objeto resbaladizo que motivaba la caída no era un helado, sino una caca de perro. Poco importa.)

19.10.07

Mira que te lo advertí

Te lo dije: Puedes ponerles instintos. O puedes ponerles inteligencia. Pero no puedes ponerles, a la vez, inteligencia e instintos.

Sin embargo, no me hiciste caso.

Al principio, con sus instintos agresivos funcionaron bien. Se peleaban entre ellos (por el sustento, por el territorio) y sobrevivían los mejores. Los débiles e inadaptados eran suprimidos. Hasta que entró en juego la inteligencia. Una especie empezó a fabricar armas: ya no se peleaban con embestidas, garras y dientes.

Primero hicieron lanzas y flechas, y de ahí pasaron a los puñales y espadas. Luego a las armas de fuego, y más tarde a las bombas, las bacterias, los ácidos...

Mira que te advertí que era una mezcla fatal: genes violentos e inteligencia creativa. Que, antes o después, una especie se haría más inteligente, y pondría esa inteligencia al servicio de sus instintos.

Y claro, ha pasado lo que tenía que pasar. Han arramblado con todo. No sólo se han destruido entre sí: han arrasado el vivero.

Ya lo ves, hijo mío: por no hacerme caso, te has quedado sin mascotas.

11.10.07

Sancho

"Oh hijo de mis entrañas, nacido en mi misma casa, brinco de mis hijos, regalo de mi mujer, envidia de mis vecinos, alivio de mis cargas..., sustentador de la mitad de mi persona..., mi prenda..., mi vida... , mi descanso..., mi bien, rucio de mis ojos, compañero mío".

Esto decía Sancho Panza de su burro. Y Cervantes concluye irónicamente: "El asno callaba y se dejaba besar y acariciar de Sancho, sin responderle palabra alguna".

Así que antes de conocer a Don Quijote, e incluso antes de toparse con Cervantes, Sancho era ya un sentimental.

10.10.07

Con otro nombre

La ferretería se hizo videoclub y más adelante tienda de informática. Con cada conversión cambió de nombre. Es lógico.

Juan pasó de ser creyente a ser descreído, y de ser rebelde pasó a ser conformista. Pero siguió llamándose Juan. ¿Es lógico?

26.9.07

Desocultar

-Papá, he des-cubierto que des-cubrir quiere decir des-ocultar.

-Enhorabuena, hijo. Es un gran des-cubrimiento.

25.9.07

Vencedoras

Yacía la humanidad, víctima de sí misma, y sobre los cadáveres ondeaban, victoriosas, las banderas.



24.9.07

Cayuco

Antes de subir a la barcaza para sacar de la indigencia a su familia, dijo:

-Fracasar no me preocupa. Lo que me preocupa es decepcionaros.

18.9.07

Se hartaron

Las palabras se hartaron de nuestras convenciones.

Y así pudo decirse "la Sol", en femenino, como madre nutricia.

"Amor" y "amistad" dejaron de tener género. O los tuvieron todos. (¿Por qué han de ser uno masculino y la otra femenina?: como "Sol" y "Luna", como "llanto" y "risa"...)

Pudo decirse "el jirafo", "la grilla", "el rano", "la halcona"...

Pudo afirmarse "yo elegimos", "tú pensáis"... Para dejar claro que dentro de "" y "yo" hay varios que opinan.

Las palabras se plantaron y decidieron autorregularse. Definitivamente se hartaron de nuestros caprichos. Al emanciparse tenían toda la razón.

17.9.07

Sin parar

Un desvencijado barco con una desvencijada brújula navega por un viejo mar con rumbo a viejas islas. Zarpó de su viejo puerto porque sabe que el viento y el salitre se apiadan de los barcos achacosos, pero no de los que permanecen amarrados.

12.9.07

Pero suena bien

-¿Te apetece una copa? Acabo de descorchar la botella. Estoy haciendo la crítica para una revista.

-Gracias. A ver, ¿me dejas leer lo que has escrito?

Presenta un color rojo picota, limpio y brillante. Destaca su intensa nariz, fruto de la crianza en barrica de roble americano. Con recuerdo a compotas de bayas silvestres (mora, grosella), notas florales y madera bien ensamblada, resulta carnoso y aterciopelado en boca. Mantiene el equilibrio, con taninos bien estructurados. Es intenso y complejo, de agradable y largo postgusto retronasal. Excelente para acompañar pescado azul y carnes rojas”.

-Suena bien, pero acabo de probarlo y no he notado nada de eso. No te digo que no esté bueno. Pero de bayas silvestres, compota y madera, nada de nada. Y de aromas florales, ni flores.

-Pues claro. Es puro malabarismo verbal. Por eso hay abstemios que me leen.

-¿Ah, sí? A mí me pasa con la lidia: me desagrada profundamente su existencia, pero aun así leo algunas reseñas taurinas. Por el lenguaje. Aunque en tu caso ¿no sería más veraz decir “este vino está delicioso: sabe a sí mismo”?

-Quedaría abrupto. Y se trata de que la gente, aparte de beber vino, lo lea. Además, tal vez a alguien, después de leer mi crítica, le sepa realmente a madera, compota y bayas. Pudiera ser.

11.9.07

Anoche cuando dormía

Vivieron en tiempos distintos y, de haberse conocido, no sé cómo se habrían llevado entre sí. Pero anoche estuvieron juntos y, en sueños, convivían sin problemas.

Estaba Titina, la perra de mi infancia y aún luego. Vivió diecisiete años. Cuando jugábamos al ping-pong, ella también jugaba. Esperaba a que la bola cayera al suelo, la atrapaba con los dientes y había que correr tras ella para arrebatársela. Aquel niño (mi antepasado) debió de ser importante para ella porque, al verme, movía su rabo.

Sobre hojas de morera estaban los gusanos. El primer año no lo creía: de pronto habían encogido y tenían alas. ¿Qué fue de sus anillos? Nada hay dentro del capullo.

Estaba el canario. Una noche mi madre, agotada, tras llenar su comedero lo colocó al revés. El siguiente día, al descubrir que por despiste suyo el pájaro había muerto, mi madre cogió su cadáver y lloró. Yo me sentí orgulloso de ella.

Estaban las tortugas. Tras un invierno aletargadas, cada marzo se volvían activas. Si en su cubeta estaban a temperatura constante, ¿quién las avisaba del cambio de estación?

Estaba el mirlo: Black. El del ala rota. Mati lo cogió y le dio de comer en su pico naranja. Lo tuvimos varios meses y después lo soltamos. Puede que viva aún.

Estaba Baguira. La llamamos así por la pantera del Libro de la Selva (Bagheera). Tenía mucho en común con ella. Felinamente digna, ofrecía amistad pero no sumisión. Dominaba dos idiomas: maullido y ronroneo. Quien no haya oído ronronear a un gato no conoce el auténtico sonido del cariño.

Estaban todos. Vinieron juntos a verme. Jugaban entre ellos y jugaban conmigo.

Si mandara en mis sueños tanto como en mi vigilia, aún seguiría soñando.

Twain

En la edición de Huckleberry Finn que leí cuando tenía diez años venía un párrafo que, bajo el rótulo “Aviso”, decía: “Serán llevados ante los tribunales quienes intenten encontrar un motivo a esta narración. Serán deportados quienes pretendan hallar una moraleja. Se fusilará a quienes traten de descubrir un argumento”. Terminé recitándola y prometiendo que, si alguna vez escribía un relato, pondría la misma advertencia. Así que ya lo he hecho. Al que me acuse de copiar le pido que sea indulgente con las promesas infantiles. También le aseguro que no le llevaré por eso a los tribunales, ni le deportaré, ni haré que le fusilen.

10.9.07


3.9.07

Guiso de pollo

La madre no decía “Hijos, comed vosotros los muslos y la pechuga, que yo me conformaré con el cuello”.

La madre lo pensaba, pero no lo decía. Lo que decía era “A mí dejadme el cuello, que es lo que más me gusta”.

Listado

Dicen que hay gente que ama la vida, que está enamorada de la vida. Puede ser. Pero, por lo que yo conozco, la gente no se refiere a la vida en términos dulces ni laudatorios. En las oraciones religiosas se alude a la vida como un destierro o un valle de lágrimas. Hay quien se despide de la vida con un adiós, mundo cruel. En cambio, no he oído a nadie definir la vida como un paraíso, un valle de risas o un mundo amable.

Cuestión distinta es que generalmente la gente no desea morir, y hasta quienes afirman desear la muerte hacen lo posible (tratamientos médicos, etc) por evitarla. Pero eso no significa amar la vida. Es sólo un efecto del instinto de supervivencia, que no nos lleva a amar la vida, sino a aferrarnos a ella. Ésta es la base de la paradoja: lo que explica que mucha gente, aun no experimentando gusto por la vida, sienta rechazo a la muerte.

Así que obviamente es cuestión de instinto.

No obstante, sugiero no olvidar que, salvo que uno esté vivo, es imposible:

-leer libros
-ver películas
… (Ahora te toca a ti continuar)

Y a este listado podríamos llamarle razón de vivir. ¿Estás de acuerdo?

Con la boca

En ocasiones dejan cerrada la puerta de la terraza, donde me ponen la comida, y entonces quiero decirles “abridme, necesito salir”. Otras veces tengo ganas de orinar, no puedo aguantar más e intento pedirles “sacadme a la calle”. También a veces se les olvida ponerme agua y quisiera decirles “llenad mi bebedero

Trato de hacerme entender con el cuerpo y ladrando. Pero a menudo no se enteran. Me preguntan “qué quieres” y yo vuelvo a ladrar y a moverme. Es realmente frustrante.

Echo en falta lo que tienen ellos. Con la boca articulan sonidos. Se parece a ladrar, pero es muy diferente. Cada sonido significa una cosa. Tienen un sonido (“Canelo”) para designarme a mí, otro sonido para el agua, otro para la comida… Así pueden expresar lo que quieren. Yo alguna vez he intentado decir agua, paseo o terraza, pero sólo me salen ladridos. Me gustaría tanto tener eso…

1.9.07

Anarquía

El emperador murió de cáncer. El emperador reinaba en el mundo, pero no en sus células.

31.8.07

Elogio de la locura

Ya sabéis que se me fue la olla. Oí los gritos de un muchacho al que un labrador había atado a un árbol. El labrador estaba azotándolo cruelmente. Yo intervine y le dije:

—Me parece mal que azotes a quien no puede defenderse. Sube a tu caballo y coge tu lanza, que te haré ver que eso que haces es de cobardes.

El labrador me respondió:

—Este muchacho al que estoy castigando es mi criado. Me sirve guardando una manada de ovejas, y es tan descuidado que cada día me falta una. Y porque castigo su descuido dice que lo hago por no pagarle el sueldo que le debo. Y miente.

—¿Miente? —dije yo—. Me dan ganas de atravesarte con esta lanza. Págale inmediatamente, y desátalo.

El labrador bajó la cabeza y desató al muchacho. Pregunté a éste cuánto le debía su amo. Contestó que nueve meses, a siete reales cada mes. Calculé que sumaban 63, y mandé al labrador que se los pagase, si no quería morir por ello. Él replicó que era menos lo que debía porque había que descontar tres pares de zapatos que le había dado, y un real de dos sangrías que le hicieron estando enfermo.

—Bien está todo eso —repliqué yo—, pero que los zapatos y las sangrías compensen los azotes que sin culpa le has dado; porque, si él rompió el cuero de los zapatos que le pagaste, tú le has roto el de su cuerpo; y si le sacó sangre el barbero estando enfermo, tú se la has sacado estando sano.

—El problema -dijo el labrador- es que aquí no tengo dinero: que venga el muchacho a mi casa y allí se lo pagaré.

—¿Irme yo con él? —dijo el muchacho—. No, señor, porque en cuanto me vea solo me arrancará la piel.

—No hará tal cosa —repliqué yo—: basta con que yo se lo mande para que cumpla lo que le digo; y si él me lo jura por ley de caballería, le dejaré ir libre y consideraré asegurada la paga.

—Piense, señor, lo que dice —insistió el muchacho—, que mi amo no es caballero, ni ha recibido orden de caballería alguna, que es Juan Haldudo, vecino de Quintanar.

—Importa poco eso —respondí yo—. Porque, si no paga lo que debe, volveré a buscarle y castigarle, y he de encontrarlo aunque se esconda como una lagartija. Que para eso soy don Quijote de la Mancha, deshacedor de agravios y sinrazones.

Y, tras decir esto, me marché de allí.

Y el resto también lo sabéis: Que, en cuanto me alejé, el labrador volvió a atar al muchacho a la encina y le dio todos los azotes que quiso.

En fin, ya sabéis que hice todo eso. Que me equivoqué. Y que actué así porque se me fue la olla.

De acuerdo. Pero lo que no voy a aceptar es que lo sensato habría sido no hacer nada. Dejarlo estar, pasar de largo.

No. No voy a reemplazar una locura por otra.

Eufemismos

Eufemismo es llamar ver a la percepción lumínica.

Eufemismo es llamar alma a unas redes neuronales.

Eufemismo es llamar vida a esta forma de lo inerte.

29.8.07

Una tabla

En mitad del naufragio
algo a salvo, algo quieto:
como ir al trabajo,
fichar a la salida,
cenar siempre a una hora,
despertarse a las ocho.

Cuando todo se hunde
un lapso, una fijeza,
al menos una tabla que parezca
a flote.

23.7.07

Y su vida en la garganta

Para componer la Elegía a Ramón Sijé fue imprescindible que muriera su amigo.

Para escribir El niño yuntero o Andaluces de Jaén necesitó ser mordido por la injusticia.

Para idear las Nanas de la cebolla fue preciso que estallara una guerra, que la perdiera, que lo encarcelaran…

Me pregunto qué habría escrito, de haber vivido en paz y feliz.

19.7.07

Adaptación

Me gusta tanto que me griten, me insulten, me amenacen, me ridiculicen.

Me encanta venir aquí a que me vejen, me maltraten, me hagan burla.

Al principio no me gustaba. Es más, me ofendía. Pero me adapté, le cogí el gusto y ahora soy tan feliz...

De verdad. De verdad que necesito creerlo.

21.5.07

¿Qué le pasa?

¿Qué le pasa? ¿Por qué está quieto? ¿Por qué se ha tumbado en el suelo con las patas hacia arriba? ¿Tendrá algo que ver con que ayer se me olvidó cambiarle el agua? (Bueno, el agua sí la cambié, pero después olvidé poner de nuevo el bebedero en la jaula.) Aunque eso no importa porque él está entero, no le falta nada. Le echo un poco de agua por encima, para compensar la que no bebió ayer. Pero aun así no se mueve. Pruebo a soplarle y sigue quieto. Voy a preguntarle a mamá. ¿Por qué se ha tumbado con las patas hacia arriba? ¿Por qué no se mueve? ¿Qué le pasa?

A esa hora

A esa hora mi sangre fluía, mi corazón bombeaba, mis pulmones inspiraban y espiraban, mi estómago digería, mis riñones excretaban, mi pelo y mis uñas crecían, mis glándulas segregaban. Y el resto de mí (también conocido por "yo"), ¿qué hacía yo a esa hora?

12.4.07

Innominados

No sé cómo se llama casi ningún árbol. No sé cómo se llama casi ningún pájaro. Pero hoy aquí, junto a este río, ni ellos ni yo echamos de menos sus nombres.

11.4.07

En el fondo

Añoras pero no quieres, en el fondo no quieres, volver, porque sabes que ahora no sería, de hecho no fue entonces, igual.

10.4.07

Aunque

Aunque tenía miedo, mostró seguridad para que así ellos se sintieran seguros.

Aunque estaba angustiada, exhibió alegría para que así ellos estuvieran alegres.

Y cuando hubo al fin acostado a sus hijos, abrió el sobre, sacó el análisis y, devorándolo a solas, se permitió llorar.

Te vas a enterar

Llegué a la droguería. Lo cogí de un estante. Lo mostré a la dependienta. Pregunte cuánto cuesta. Y ella: -Dos con setenta y cinco. Y así fue como acabó la era de los rehenes, el tiempo de la amenaza: cuando me enteré por fin de lo que vale un peine.

Mientras

Mientras la abrazaba, imaginaba las veces que la había imaginado.