12.11.07

No es tan simple

Pensó en retirarse a una isla, como un Robinson voluntario, donde viviría solo. Sin compañía, no tendría a nadie frente a quien mostrar soberbia, ni contra quien descargar ira, ni de quien sentir envidia.

Se llevaría solamente una vaca a la que ordeñar y una gallina para el huevo diario. El cuidado de ambos animales y un pequeño huerto le impedirían caer en la pereza, y por otro lado no producirían lo bastante para incurrir en gula.

Sin más bienes que ésos en la isla, la avaricia estaría conjurada.

Seguidamente cogió un cuchillo y se desabrochó el pantalón para excluir de raíz el último pecado capital, pero en ese momento se le cruzó una imagen (un hombre con una toalla) y una frase:

Si yo os he lavado los pies a vosotros, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros”.

-Se ve que no es tan sencillo-, pensó. Y no siguió adelante; ni con el cuchillo ni con la isla desierta.

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