17.11.09

Muertos y enterrados

Él no tiene especial interés en que abran la fosa de su abuelo. Pero el caso es que, después de décadas de prohibición, la ley permite abrirla y sacar los restos para llevarlos al cementerio.


No es sólo la fosa de su abuelo. Allí hay enterrados otros seis hombres. Fueron asesinados en el 36, al principio de la guerra, en el mismo sitio donde está la fosa común en la que seguidamente echaron los cadáveres. Y han sido otras familias las que han pedido su exhumación.


Tras culminar los trabajos hay una especie de homenaje. Es un acto abierto, pero están expresamente invitados los familiares.


Pide a sus hijos que acudan y éstos, de mala gana, acceden a ir.


Casi todos los asistentes son ancianos. Se asemeja a un congreso de la tercera edad.


Como descendiente de uno de los homenajeados, le toca hablar. Entonces explica que no conoció a su abuelo pero su padre le habló de él. Le contó que fue un maestro joven, de ideas socialistas, que no tenía reparos en defender en público sus convicciones. Su lema era "Cultura para el pueblo. Educación = Liberación". Le mataron por eso y por estar afiliado a uno de los partidos del Frente Popular.


Cuando termina de hablar, y sin esperar a que el acto concluya, sus hijos se levantan y se ausentan.


Al acabar el homenaje, de camino a casa va pensando en su abuelo y también en su padre. Éste tenía seis años cuando le dejaron huérfano. Durante toda su vida hubo de tragarse la rabia, no remover recuerdos para no ser represaliado. De otro modo le habrían impedido ser funcionario de Telégrafos.


Cuando llega a casa, su hija está en el salón viendo "Gran Hermano" mientras habla por el móvil. Su hijo está en su cuarto siguiendo, en el ordenador, el gran premio de Malasia de Fórmula 1.


No se atreve a preguntarles qué les ha parecido el acto ni su intervención. "Bah, rollos de viejos" (se imagina la respuesta).


Son sus hijos. Son buenos chicos. Como a todos los jóvenes, les gusta divertirse. Como a la mayoría de ellos, la política les trae sin cuidado. No saben lo que es pasar hambre (tratar de dormir con el estómago vacío). No saben lo que es ser analfabeto (ver un libro o un cartel y no entenderlo). No saben lo que es tener que ir, con once años, a trabajar de sol a sol...


No: en poco tiempo la vida ha cambiado mucho y no saben nada de eso.


(¿Y gracias a quiénes no lo saben?)


De todos modos, tampoco les espera una vida fácil. No es fácil emanciparse, ni hallar un trabajo estable, ni tener casa propia... No han de sufrir –es verdad- las carencias extremas de otro tiempo, pero aun así el futuro les será complicado.


"Gran hermano".
"Fórmula 1 (gran premio de Malasia)".
"Cultura para el pueblo. Educación = Liberación".
"Bah, rollos de viejos".
Todo esto se le agolpa en su cabeza y apenas entiende nada.

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