24.4.09

Un lugar en el mundo

Bienvenido a esta ciudad. Suponemos que, si ha elegido instalarse aquí, conoce nuestra principal regla. No obstante y para evitar equívocos, queremos recordarle que quienes fundamos esta ciudad éramos (posiblemente) débiles, feos, bajos o torpes. Sin embargo, la razón por la que padecimos no fue ser débil, feo, bajo o torpe. La razón por la que padecimos fue que se nos comparó con otros (hermanos, primos, vecinos…) más fuertes, más bellos, más altos o más listos. Muchos de nosotros sufrimos desde niños la comparación, a menudo persistente, con otras personas. Puede que fuese un proceder irreflexivo, incluso bienintencionado, pero a nosotros nos dañó. Por eso fundamos esta ciudad, la llamamos Sin Comparación y promulgamos su norma suprema: “Nadie puede ser comparado con nadie”. Si algún residente infringe esta regla, estará obligado a irse de aquí. Por lo demás, la nuestra es una ciudad acogedora y –creemos- grata para vivir. Esperamos que, si decide quedarse con nosotros, su estancia le resulte feliz y, por encima de todo, incomparable.

3 comentarios:

Carla dijo...

Una gran ciudad en verdad, seguramente a de ser limpia y productiva ya que nadie pierde el tiempo mirando a los demas. Seran sus ciudadanos mas evolucionados? Seguramente si, al dejar de lado las cuestiones de la estetica y demas hayan tenido mucho tiempo de pensar en ellos mismos
Besos

aurora dijo...

Lo lei en Miedo a no volar y me encantó. Ya casi se me había olvidado. Ha sido como leerlo de nuevas. Gracias.

saiz dijo...

Gracias, Saphira y Aurora.

Una vez leí que la comparación, o más bien el afán compulsivo de comparar y compararse, es una enfermedad. Podría calificarse como "comparopatía".

Y es enfermedad porque impide valorar las cosas por sí mismas, al ponerlas siempre en relación de mejor/peor con las demás. Y como siempre habrá alguien más inteligente, más esbelto, más afortunado..., las consecuencias son que:

-quien está continuamente comparándose con los demás, siempre está sufriendo;

-y quien está continuamente comparando a unos con otros, siempre está haciendo sufrir.

Qué triste.