20.5.10

Quién manda aquí

Tras la humillante derrota de su equipo por 5-0 decidió que no iba a sufrir más.

-A partir de ahora no soy del Betis –anunció a sus amigos.

Se propuso que, en adelante, cada vez que el Betis perdiera un partido, se alegraría; y cada vez que el Betis ganara, sentiría indiferencia.

Al día siguiente dio un paso más:

-He decidido que soy del Barcelona.

Sus amigos le miraron con incredulidad.

Desde entonces se le vio delante del televisor sin inmutarse por fuera cuando el Betis encajaba un gol, pero sufriendo por dentro; alegrándose por fuera cada vez que el Barcelona anotaba un tanto, pero sin aspecto de sentir verdadero júbilo.

Festejaba marcadores con ojos de tristeza. Lamentaba resultados con rictus de alegría.

Inútilmente intentaba emocionarse con la camiseta azulgrana. Inútilmente mostraba desdén por las rayas blanquiverdes.

Fueron meses duros, en que se negó a aceptar lo que todos percibían: que su corazón no se plegaba a su cerebro. Que, por mucho que su voluntad mandara ser del Barça, su corazón seguía latiendo con el Betis. Que, por mucho que el cerebro le ordenase otra cosa, su interior se entristecía si el Betis no ganaba.

Sus amigos observaban su mala cara, su gesto descompuesto por negarse a asumir la realidad.

Y a la postre se dio por vencido.

-¿Sabéis qué? Aunque quiera, no puedo dejar de ser del Betis –dijo al fin.

-Ya lo habíamos notado –respondieron con sorna sus amigos.

-Pero ¿qué tiene esto de “ser de un equipo”, que no se deja gobernar? Y ¿quién es el corazón para mandar en mi voluntad, para forzarme a ser del Betis… a mí, que ni siquiera encuentro razones para serlo?

4 comentarios:

Noite de luNa dijo...

No hay opción..
Del Betis manquepierda.
Lo escrito me recuerda a un niño muy pequeño de la mano de su padre.
No levantaba dos palmos del suelo.
Entraron en un bar de Carabanchel
(trabajo por allí)
El padre le dijo al niño:
Hijo, dile a Jaime de que equipo eres
Y el niño contesto con gran pasion:

De atreti hasta la mueste

El padre le dijo al tal Jaime.
Tenemos a la madre enfadadísima, ya sabes que es del madrid.

Pues eso, Der Beti hasta la muerte
jaja

Un abrazo

saiz dijo...

Gracias, Aquí. Lo de "Viva er Betis manque pierda" creí que era una broma, hasta que una vez estuve en un pueblo de la provincia de Sevilla y oí que realmente allí decían "manque" en vez de "aunque". Y me sonaba muy bien...

También me hizo gracia la campaña publicitaria esa de "Papá, ¿por qué somos del Atleti?". Y el padre no sabía qué responder, sin duda porque la pasión no puede racionalizarse. Además, lo de la afición por un equipo es casi hereditario: solemos ser del equipo de tu padre (o madre) porque desde niño-a les ves gozar/sufrir con sus victorias/derrotas y lo interiorizas.

En el relato, el fútbol es sólo un pretexto para mostrar que el corazón es ingobernable. Que va por su cuenta, que no obedece a la voluntad. El corazón tiene su propia lógica (o ilógica), su propia razón (o sinrazón). Y probablemente es para bien.

Un abrazo, Aquí

Blanca dijo...

Hola, yo paso del futból, no me gusta, sin embargo,le voy a las chivas del Guadalajara, jejeje, no se lo digan a nadie.

saiz dijo...

Pero es que esto del fútbol es un fenómeno muy raro, muy curioso. A lo largo de la vida mucha gente cambia de casa, de ciudad, de pareja, de gustos, de aficiones, de partido político, incluso de ideología o de valores... Pero, en cambio, nunca cambia de equipo de fútbol favorito. ¿Por qué?