17.5.10

Dime quién soy

Tras ascender a directora de recursos humanos, pude leer el resultado del test de personalidad que me habían hecho diez años atrás, cuando era simple administrativa. Recuerdo que entonces tuve que rellenar un cuestionario y contestar a un montón de inocentes preguntas. No imaginaba que a raíz de eso pudieran sacar tantas conclusiones.

No sólo me describieron por dentro, sino que elaboraron una “proyección evolutiva” de mi personalidad. Y acertaron en todo.

Dedujeron que no secundaría huelgas; que me negaría a trabajar en fines de semana; que sería proclive a pedir excedencia por motivos familiares; que no faltaría al trabajo por gripes o catarros; que me implicaría en los resultados de la empresa…

Y, como digo, no se equivocaron en nada. De hecho, pedí una excedencia cuando nacieron los gemelos; nunca he faltado al trabajo por enfermedad; me opuse a trabajar los sábados y no he participado en ninguna huelga. Además, está claro que me he implicado en la marcha de la empresa (de lo contrario no me habrían ascendido).

De modo que quienes me estudiaron mediante aquel test supieron de mí más de lo que yo sabía. Escudriñaron mis pensamientos y deseos. Penetraron en una zona de mi personalidad a la que ni siquiera yo sé llegar.

No allanaron mi casa, ni mi correo, ni mi teléfono. Pero entraron en mí.

Así que a partir de ahora, cuando quiera saber algo sobre mí (sobre lo que siento, sobre mi yo íntimo, sobre mis futuras decisiones…), preguntaré a los autores del test. Puede que yo tenga secretos para mí misma, pero no para ellos.

2 comentarios:

Aldonza Mnémosine dijo...

jejeje si esos test psicologicos son muy buenos, yo soy psicologa y trabajo con ellos para conocer a mis pacientes creeme que dicen más de lo que uno puede imaginar, que rico es leerte.
te mando un gran saludo Aldonza

saiz dijo...

Gracias, Aldonza. Creo que es la primera vez que te veo por aquí. Luego entro en tu perfil para ver si tienes blog y, en tal caso, lo visito.

En cuanto a lo que dices, creo que podría hacerse un interesante debate acerca de hasta qué punto esa clase de tests, impuestos además de manera forzada, pueden contravenir el derecho a la intimidad, sobre todo cuando se orientan no tanto a evaluar capacidades o aptitudes profesionales de un candidato, sino otros rasgos de su personalidad (sumisión a órdenes arbitrarias, aceptabilidad de condiciones injustas, tendencia a sindicarse, carácter reivindicativo laboral, etc).

Un saludo.