2.2.10

De un mundo raro

El planeta Avid es un exoplaneta. Está fuera del sistema solar, en una región de la Vía Láctea recientemente explorada.

El planeta Avid gira en torno a la estrella Zélif, de tamaño algo mayor que nuestro Sol.

Los habitantes del planeta Avid tienen algunas extremidades –brazos, piernas, cola- más que los humanos, pero también respiran oxígeno y su cerebro es morfológicamente parecido al nuestro.

Sin embargo, en el planeta Avid no hay lucha de unos habitantes contra otros. No hay armas. No hay bombas. No hay desigualdad. No hay barbarie. No hay sufrimiento. No hay tiranos. No hay abusos. No hay despotismos.

En Avid reinan la paz, el sosiego y la armonía.

Al no haber guerras en el planeta Avid, no se crean obras como la Ilíada, el cantar de Mío Cid o “Por quién doblan las campanas”.

Puesto que en Avid no hay injusticias, nadie ha escrito “Los miserables” ni “Oliver Twist”.

Dado que allí se desconoce la crueldad, no se ideó “Ricardo III”, “A sangre fría” o “La naranja mecánica”.

Al no haber locura, nadie pensó en Quijotes, Jekylls, Hydes…

Puesto que en Avid no hay dolor, nadie ha creado “El árbol de la ciencia” ni “La muerte de Iván Ilich”.

Al no existir enfermedades, “La montaña mágica” o “La peste” son inconcebibles.

Dado que no hay dictaduras, en Avid no se editan “La fiesta del chivo” ni “El otoño del patriarca”.

Puesto que allí faltan arbitrariedades, “1984” o “El proceso” resultan impensables.

El planeta Avid no sólo presenta un déficit literario, sino una carencia artística en general. Allí nadie pintó el “Gernika” o “Los fusilamientos del 3 de mayo”. Allí no se rodaron “Stalingrado” ni “Apocalypse now”…

En Avid no hay novelistas, ni poetas, ni cineastas.

Sin apenas literatura ni arte, sin prácticamente creatividad, algunos quizá piensen que es un planeta aburrido. Sin embargo, cada vez son más los terrícolas que hacen la mudanza. Cada vez son más quienes, al igual que estoy yo haciendo ahora, preparan su equipaje, compran un billete interestelar, dejan la Tierra para siempre y -tras un viaje de seis años- se marchan a vivir al planeta Avid.

6 comentarios:

Yahaira Julissa dijo...

Nada de lo creado existiría. Cierto.

Yo me iria a vivir al planeta Avid. Me hiciste recordar la película Avatar. Un fabuloso sueño creado.

Gracias por el escrito. Me gustó mucho.

saiz dijo...

Pues entonces, Yahaira, hacemos las maletas y nos subimos en el mismo autobús con destino a Avid. (Le puse Avid porque tiene las mismas letras de Vida. Y a su sol lo llamé Zélif porque lleva las mismas letras de Feliz).

Sí, allí sería una "vida feliz", aunque el arte y la creatividad no estarían probablemente a la altura de los que tenemos en la Tierra. Porque curiosamente la creatividad humana (la creatividad terrícola) se alimenta muy a menudo de nuestro dolor.

Blanca dijo...

Saiz, esperanos a mi hija y a mi, iremos contigo en el más próximo vuelo hacia Avid. Quizá podamos hacer literatura feliz, sobran temas, nos dejaríamos de lamentos y consejitos, ¡¡que gloria!! estaremos listas, nos dices cuando salimos.

saiz dijo...

Gracias, Blanca. Por lo visto va a haber "overbooking", largas colas de terrícolas (Yahaira, Blanca y su hija, yo mismo...) en la lanzadera donde despega el puente aéreo al planeta Avid.

Yahaira Julissa dijo...

Me llevo tu relato Saiz, lo colocaré en la página de Haikus.

También me quiero ir a Avid... Y no importa que exista la creatividad, el dolor igual ya no existiría por lo tanto no habría necesidad de crearla.

Paz, felicidad, vida... eso es más que suficiente.

Raquel dijo...

Es un interesante planteamiento. Reflexionando sobre él se me ocurren tres cosas:

Que si hay humanos que se van hacia allá, el planeta Avid acabará por tener los problemas de la Tierra, pues son las personas las que crean los desastres. La personalidad de los habitantes de Avid sin duda debe ser mucho más inocente y bondadosa que el más bondadoso de los humanos, por lo que cualquier humano que aterrice allí estará en una posición superior en cuestión de perspicacia, engaño, crueldad y capacidad de aprovecharse de los nativos. Este tipo de sucesos se han repetido cientos de veces a lo largo de la Historia de la Humanidad.

También me sugiere una relación entre los desastres humanos y la capacidad creativa. Cada persona ya lleva su desdicha (pequeña o grande) a cuestas, da igual el lugar en que se encuentre. Por otro lado habrá humanos que prefieran vivir la cruda realidad que ser privados del conocimiento y del arte.

Las alegrías y las penas templan nuestro caracter, así que debo suponer que los avidianos son gente insulsa, vaga (pues no tienen que progresar) y poco imaginativa (por la misma razón). No rien ni lloran, no ayudan (pues no tienen a quien), son débiles ¡y además tienen más brazos que yo! No sé si podría vivir comodamente entre ellos.