6.7.09

Un nombre y dos apellidos

A los 14 años le gustan las rimas de Bécquer, oye en el tocadiscos canciones melódicas y cree en la religión que le han inculcado.

A los 18 años aquellas rimas le parecen cursis. Lee a Sartre, a Nietzsche y a Camus. Oye a Pink Floid y a los Rolling Stones. Abomina de la música melódica. La fe religiosa le abandona y se declara agnóstico.

A los 20 años decide que nunca se casará ni tendrá hijos porque no tiene sentido traer más humanos a este mundo de mierda.

A los 26 años se casa y poco después trae un hijo a este mundo de mierda. Para apaciguar su conciencia se afilia al Partido Comunista por ser el único que puede transformar la sociedad y construir una vida apacible para todos.

A los 35 años se da de baja en el Partido tras llegar a la conclusión de que el colectivismo suprime el estímulo personal y condena a los pueblos a la penuria económica.

A los 37 años se da cuenta de que no sabe quién es, ni en qué cree, ni lo que quiere.

A los 40 años se divorcia de su mujer y vuelve a pensar que nunca debió haberse casado.

A los 43 años se casa otra vez. Con su nueva pareja decide no engendrar hijos y adoptar una niña. Viaja a la India, con su esposa, para recogerla, y al abrazar a su hija adoptiva se siente reencontrado.

Acaba de cumplir 46 años.

A efectos del Registro Civil ha sido siempre (un nombre y dos apellidos, un único carné de identidad) una sola persona: siempre la misma, desde donde dice nacimiento hasta donde dirá defunción. A todos los demás efectos ha sido seis, siete, tal vez ocho personas distintas.

2 comentarios:

Blanca dijo...

mmmm¿ en cual número de persona iremos?

saiz dijo...

No creo que sea fácil decirlo. Pero seguro que, si ahora mismo mantuviéramos una conversación con el/la que fuimos hace diez o quince años, encontraríamos muchos motivos de desacuerdo.