27.7.09

Insensibles

Gira y avanza el ciclón sin importarle el espanto de sus víctimas.

Rítmicamente se mueven las olas sin hacer caso a la desesperación de los náufragos.

Bajan ríos de lava sobre Pompeya sin reparar en los gritos de la gente.

Victorias de lo inerte sobre lo vivo. Derrotas de lo vivo frente a lo inerte.

Sin piedad ni clemencia, sin sensibilidad, casi siempre lo inerte se sale con la suya. Casi siempre lo inerte lleva las de ganar.

5 comentarios:

Blanca dijo...

Cosas no superadas, a la naturaleza, hay que tenerle miedo. Siempre gana, y que bueno que así sea, a lo largo, prevalecerá.

saiz dijo...

Gracias, Blanca, por tu comentario. Los comentarios que dejáis son un complemento de los relatos. Por eso los valoro y agradezco tanto.

A mí no deja de sorprenderme esta insensibilidad, esta total indiferencia de lo inerte hacia lo vivo.

El año pasado visité Pompeya, la ciudad del siglo I rescatada recientemente (pues quedó cubierta durante 17 ó 18 siglos por la lava petrificada del Vesubio). Me imaginé las escenas de pánico, el horror que debió vivirse en aquel lugar, por el que sin embargo yo paseaba tranquilamente. Y pensé: "lo inerte no tiene ningún respeto hacia lo vivo".

Sí, la Tierra es un planeta vivo; y tal vez el único planeta con vida del sistema solar, e incluso puede que el único de la galaxia o -no lo creo, pero es posible- del cosmos. Pero lo cierto es que, aun así, el universo no tiene ningún respeto hacia la vida.

Meteoritos, terremotos, tsunamis, inundaciones, huracanes, erupciones volcánicas... continuamente están amenazando la vida, atacándola y eliminándola. Puede que un día acaben con ella totalmente.

No: pese a su aparente escasez, el universo no otorga ningún trato de favor a la vida.

Blanca dijo...

Buen día, Saiz; en algo tienes razón, la Tierra es un planeta vivo,pero la naturaleza, es tan firme en sus propósitos reproductores que siempre cumple con ellos, el hombre es el que se interpone, y resulta como un corchito en el mar, es zarandeado mil veces. Se planta a vivir en cauces secos de ríos, y cuando elagua vuelve por su cause, lo desaloja sin pedir permiso.Y así con vientos y temblores.Yo pienso que debemos de tener conocimiento de la naturaleza,( a la que parece que tu llamas mundo inerte, pero no lo es) para poderla sortear un poco. ¿Recuerdas cuando un tsunami, la historia de como los elefantes de la zona hecharon a correr antes de que este llegara? es porque ellos siguen escuchando los avisos de la naturaleza, nosotros ya no la oímos, en mayoría.
Concectémonos de vuelta, sepamos leer los mensajes de cuando lloverá,de donde viene el viento que anuncia la lluvia o la nieve. El rumor del suelo y del cielo cuando va a temblar. ¿ tu conoces de ésto?
Perdona lo largo del comentario. Me despido, la naturaleza y el hombre, vamos a entendernos, ya verás.

saiz dijo...

Gracias, Blanca. Es verdad que hemos perdido mucho en esos ámbitos.

De pequeño viví en un pueblo y, aunque mi familia no se dedicaba a la agricultura, sí recuerdo que los campesinos tenían una gran sabiduría, transmitida de generación en generación, basada en la observación de la naturaleza. Por ejemplo, aseguraban que determinadas semillas convenía sembrarlas de noche y cuando la Luna estaba en determinada fase. O pronosticaban (y acertaban) el tiempo que iba a hacer mirando el vuelo de los pájaros.

Todo eso lo hemos perdido y ahora prevalece una especie de desprecio hacia ese saber empírico y popular, basado en la experiencia, la tradición secular y la observación. Se desprecia sólo porque no conocemos sus fundamentos científicos.

La aparición de los antibióticos y otros fármacos ha hecho olvidar casi totalmente los remedios naturales que, insisto, puede que no tengan base científica (o ésta nos sea desconocida) pero contaban con la constatación, a lo largo de los siglos, de su eficacia curativa. Supongo que es debido a un gran acto de soberbia: si no conocemos la explicación del fenómeno, si no podemos explicarlo y demostrarlo en el laboratorio... entonces hay que despreciarlo.

Blanca dijo...

Ojalá alguien se dedicara a recopilar esa información de campesinos, pescadores, gente de la montaña, antes de que terminen por perderse. A mi me gustan, pero conozco muy poco de esas observaciones que se transmiten oralmente.
Aqui tengo una querida vecina, que en el inicio de su pobre y fértil matrimonio, usó mucho la medicina herbolaria, y conoce bastante. Hasta luego.