26.5.09

El porqué de las cosas

…quién conducía, quién movía aquel horrible tren
(D. ALONSO)



Si resultara que sí, que al final hay un juicio, alguien ante quien rendir cuenta de nuestros pasos, y el juez es el mismo que diseñó esto… De ser así, se haría más asumible si admitiera preguntas. Si, antes o después del veredicto, permitiera inquirirle:

¿Por qué lo hiciste así?

¿Por qué tan cruel, desigual y arbitrario?

¿Por qué el éxito de lo impuro?

¿Por qué el azar?

¿Por qué vidas segadas, masacres, hambrunas?

Debe de haber respuesta, explicación. Puede incluso que, tras oírla, nos resulte entendible.

Si el Inextricable pesa con su balanza nuestras acciones, ¿podremos también nosotros medir (una vez esclarecido nuestro rasero) las suyas?

4 comentarios:

Carla dijo...

Creo amigo que si bien todo tendrá una explicación al final, cuando volvamos a él, cuando estemos otra vez en la esencia que nos dio el ser, ya no nos importarán las respuestas que nos pueda dar El Hacedor debido a la nueva condicion...
Besos

saiz dijo...

Puede ser así, Saphira, pero se me hace difícil pensar que pueda no interesarme la respuesta, si es que la hay.

Porque todo el sinsentido del sufrimiento humano, de la crueldad, la injusticia y el infortunio que parecen cebarse siempre con los más inocentes, con los que menos culpa tienen... todo esto es posible que tenga una explicación, aunque sea en un plano lógico radicalmente distinto del nuestro; en un ámbito que escape a las reglas y criterios de nuestra razón.

Si todo eso tiene una explicación, un sentido, una razón de ser... a mí creo que siempre me interesará conocerlos.

Besos también para ti.

Carla dijo...

Me has hecho caer en la duda, es verdad!!! Si al final fuera una respuesta sin sentido. Cuantas incertidumbres tiene la condicion humana
Besos

saiz dijo...

Nadie sabe, Saphira. Lo único que parece claro es que la lógica del cosmos no coincide con nuestra lógica. Si el universo tiene un sentido de la justicia, éste no es equivalente al nuestro. En la realidad está claro que no ganan los buenos (no siempre, no habitualmente), sino los malvados. Está claro que la justicia no prevalece en el mundo, sino la explotación y el saqueo (de unos individuos hacia otros, de unos pueblos hacia otros). Es sabido que sigue habiendo guerras, en las que sólo se enfrentann intereses particulares, generalmente inconfesables, generalmente egoístas (el nacionalismo es el egoísmo de los pueblos) y no se procura el interés de la humanidad en su conjunto. El hecho mismo de las catástrofes naturales (inundaciones, volcanes, tsunamis, terremotos...), o la muerte de niños por enfermedad o incluso por desnutrición en países subdesarrollados... Y, en medio de todo esto, la supuesta mente cósmica no interviene para poner remedio a nada. Pero puede que todo lo anterior entre dentro de una lógica que a nosotros se nos escape y tal vez un día podamos entenderla. Y es posible que ese día, insospechadamente, todo esto que ahora nos parece ilógico, absurdo e irracional... de pronto cobre un sentido. Como decía, nadie lo sabe.