24.6.10

A desinfectar

“A desinfectar”, dicen los vigilantes, pero los recluidos saben dónde van a llevarles: a ese sitio donde otros fueron conducidos y ya no regresaron. Se rumorea que hay duchas de las que no cae agua, sino un gas venenoso que acaba con la gente. “A desinfectar”, repiten los vigilantes, y el corazón da un vuelco: el final ha llegado, despídete de todo. Un vuelco de pavor pero también un pálpito: un halo de esperanza, de esto ya se termina. El hambre, la fatiga, las hacinadas celdas, el miedo permanente, los golpes, los castigos…, todo eso ya se acaba.

2 comentarios:

El Andariego dijo...

Y pasaron los años, y los hijos de los recluidos se convirtieron en los vigilantes.

saiz dijo...

Hola, Andariego, supongo que te refieres a que esa minoría étnica que fue objeto de brutal persecución en la Alemania nazi y países ocupados por ésta, ahora ejerce una violencia inadmisible sobre la población palestina, esto es, sobre quienes vivían en el actual territorio de Israel. Pues es verdad, y parece que no aprendemos nada de la Historia: quienes han sido oprimidos pueden después ser opresores. La comunidad internacional, si no quiere (queremos) acabar en la autodestrucción, no debe permitirlo. Esa zona tendría que quedar controlada por un gobierno supranacional de la ONU, que la dirigiese al margen de criterios étnicos y religiosos, aunque fuera durante décadas, hasta que la paz quedase garantizada. No se me ocurre otra salida.

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