22.3.10

Poesía animal

Esta mañana se ha metido en el coche, mientras movía el rabo de contento, creyendo ir de excursión como otras veces. Pero una hora más tarde su dueño ha parado el motor, lo ha sacado fuera, ha vuelto a subirse y ha arrancado. Sin él.

Lo ha dejado ahí, en medio de una gasolinera, abandonado.

Han pasado dos horas y su amo no ha vuelto.

Está aturdido, sin saber qué hacer ni dónde ir.

La alegría me dejó
esta mañana.
Donde hubo confianza ahora hay
ansiedad,
extraña mezcla de soledad y miedo.
Nunca había probado esto que ahora siento.
Desconocía cómo es
la tristeza.


El perro ha compuesto un turbador poema sobre la desolación y el desgarro. Un poema que ni tú ni yo vamos a leer.

6 comentarios:

M. Carme dijo...

Si los que compran un perro y luego lo abandonan, pensarán un poco en la vida del perro, o no lo comprarian, o no lo abandonarian nunca.

saiz dijo...

Gracias, M. Carme. La verdad es que no me explico cómo es posible, teniendo en cuenta el grado de empatía y comunicación que un perro desarrolla hacia su amo, que haya personas capaces de abandonarlo. Es una de esas cosas que tengo que creerme porque ocurren y aparecen en los medios informativos. De otro modo nunca llegaría a considerarlo posible.

En el relato intentaba ponerme en el lugar del perro abandonado. Supongo que la forma de sufrir esta vivencia por un perro no será exactamente igual que lo sería para nosotros, porque el cerebro de un perro no es equiparable totalmente al cerebro humano. Pero de lo que no tengo dudas es de que (a su manera y sin darle nombre) han de experimentar sensaciones -desamparo, desarraigo, decepción, pérdida...- muy similares a las que nosotros viviríamos si un ser querido nos dejase tirados.

Noite de luNa dijo...

Me has hecho llorar con el relato...
Tengo a mi lado a mi perrita que la encontramos abandonada cuando era cachorrita.
Anteriormente tuvimos otro que vivió 16 años y también lo encontramos abandonado.
Recuerdo los temblores, el hambre y el miedo que tenían.

Cada uno han formado parte de nuestra familia y no han enriquecido y vuelto diferentes.

Chuty, está metido en la historia de mis hijas, ellas eran pequeñas cuando lo encontramos. A veces ponen los vídeos y acaban llorando por las cientos de historias vividas por los tres.
Hay una tremendamente divertida.
En verano se compraban polos. Mis hijas, comían uno al día ¿ Razones? El perro solo podía comer uno y ellas no querían darle envidia.
Siempre compraban tres. Limón para la mayor,fresa para Chuty y chocolate para la pequeña.
Él se lo comia en un momento y se pegaba a ellas para que le dieran más.
Un día a la pequeña se le cayó y él se lo comió en un santiamén.
Ella, con cinco años nos miró sorprendida y nos dice:
Mañana podemos comprar dos al día, a Chuty también le gusta el chocolate. La mayor con un años más se preguntó
¿ Le gustará el de limón?
Y el otro se lo zampó de un mordisco.
Y nos dice: ya podemos comprar muchos polos, al Chuty le gustan todos los sabores.

Besos

saiz dijo...

Bueno, lo de hacer llorar... no es la intención de estos relatos. A lo sumo, hacer pensar y sugerir cosas.

Seguro que mucha gente guarda estupendos recuerdos de su relación con los animales, y probablemente sean algunos de los más gratos de su vida.

Yo igualmente asocio mi infancia a una perra. También le gustaban los helados (y los pasteles, e incluso algunas frutas), pero dejé de dárselos porque el veterinario dijo que ingerir alimentos dulces podía provocarle problemas de visión. Bueno, eso dijo, no sé si será verdad.

Si los perros pudieran expresar en palabras lo que sienten, sería maravilloso escucharlo. Pero el hecho de que no puedan verbalizar sus emociones, no significa que no sientan con tanta intensidad como nosotros.

Blanca dijo...

Saiz, pues yo soy "la que lloró, número 2" Un perrito abandonado, pobrecito, Waaaaaa, lloro, como le lloro todavía a mi perro que me han matado, al que le encantaba la nieve y los chocolates, mi compañero hermoso que murió hace 2 eternos meses. "Cómprate otro" como si fuera un cachivache que se reponga cuando se rompe. Hasta luego, Saiz y Aqui.

saiz dijo...

Hola, Blanca. Seguro que mucha gente ha llorado por un perro, aunque no lo reconozca en público. Y es cierto lo que dices. Una vez un veterinario me dijo: "las personas no son sustituibles, pero los animales sí". De verdad que no entendí nada. La muerte es la misma cosa para todos los seres vivos, sean personas o animales.