15.9.09

Mientras morías

Mientras morías, recordé que entre la casa y el tejado estaban las cámaras. Allí había una mesa de ping-pong. Si aparecías, teníamos que impedir que atraparas la bola. Y si la cogías, había que correr para quitártela.

La bola cayó y la cogiste con la boca. Pedrito y yo te perseguimos, pero tú eras más rápida y nos esquivabas. En cuclillas te imitamos
Uau-uau.

Nos contestaste y, al ladrar, la bola se soltó de tus dientes.

La risa nos derribó. Tenía un sabor dulce, un dulzor que se hincaba en el vientre y apenas dejaba tragar aire. Tendidos en el suelo, nos mirabas y ladrabas sin parar.

En la consulta del veterinario, mientras morías, me acordé de eso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta tu post.

saiz dijo...

Gracias, Angus, por tu visita y comentario. Procuraré también visitar tu blog.

Blanca dijo...

Espero que no se haya muerto ahogado por una pelotita, ¡eh!
mucho cuidado con las amadas mascotas...

saiz dijo...

Gracias, Blanca. No, no murió de eso. Murió de vieja a los 16 años, casi un récord de longevidad canina. Saludos.