26.7.11

El tiempo de los verbos

Como el apartamento de la playa me corresponde, he venido a traer algo de ropa. Revolviendo cajones he encontrado las cartas que me escribiste cuando éramos novios. Ni me acordaba de haberlas guardado aquí.

“Te echo tanto de menos… Cuando estoy sin ti soy medio yo. Cuento los minutos que faltan para estar contigo”, decías en una.

Por un momento pensé en romperlas: ¡como si tirando cartas o fotos pudiera uno abolir el pasado! Pero no pude. Y ahora no sé qué hacer con ellas. Tampoco sé si son de tu propiedad o de la mía (se nos olvidó incluirlas en la liquidación de gananciales). Por eso te las envío: un viaje de vuelta a través del correo, después de tantos años.

Te mando también mis nuevas señas. Para los flecos del divorcio.

Volviendo a las cartas, me cuesta creer que fui la persona a quien iban dirigidas (claro que ¿es uno el mismo toda su vida?). Y también me cuesta recordar lo que sentía al leerlas.

No sé qué le pides tú al tiempo, pero yo le pido que sea justo. Que trate igual al pasado y al presente. Que el mismo empeño que puso en desgastar nuestro amor, lo ponga ahora en disolver nuestros reproches.

3 comentarios:

Blanca dijo...

Hola Saiz, bonito escrito, bonita ilusión.TE saludo con afecto, parabienes.
:)

saiz dijo...

Hola, Blanca. Estoy en un sitio sin fAcil acceso a internet, pero suficiente para enviarte un abrazo.

Blanca dijo...

Gracias encantador.