14.7.10

¿Tienes alguna duda?

No sé cómo, pero me había muerto. Entonces aparecí en un sitio, algo así como la sala de espera de un dentista. Vi más personas sentadas a mi lado, todas en silencio. No había revistas ni hilo musical.

Aunque nadie me había informado, supe que en el despacho contiguo había un juez: el Supremo Juez. Así que empecé a pensar cómo me dirigiría a Él: ¿le hablaría de tú (como en el padrenuestro: que estás en los cielos) o de vos (como en el Señor Mío Jesucristo: por ser Vos quien sois…)? Me decidí por una fórmula intermedia: le trataría de usted.

Entonces oí mi nombre por megafonía. Me levanté, toqué con los nudillos en la puerta y entré.

Dentro estaba Él, sentado, hojeando unos papeles. Debía ser mi expediente personal. Quise mirarle a la cara pero la intensa luz que despedía me lo impidió.

Dijo: -Siéntate. Antes que nada, ¿tienes alguna duda?

Me senté e inquirí: -¿Alguna duda sobre el juicio final?

-Alguna duda en general: cualquier duda -aclaró.

Entonces dije: -Bueno, en realidad tengo varias. La primera es para qué me creó Usted sin yo pedirlo. La segunda es por qué, pudiendo haber hecho un mundo armónico, lo hizo tan complejo y difícil. La tercera es por qué permite que la gente sufra, que mueran niños, que haya guerras, injusticias, catástrofes… Quiero decir: ¿todo eso pasa porque Usted quiere, o pasa porque sí?

Creo que iba a responderme. Yo estaba expectante y el corazón me latía con fuerza. Sí: Él iba a responder, se disponía a responder pero en ese momento sonó el despertador.

2 comentarios:

Blanca dijo...

Ay ay ay ay ay, yo creí que ahora si, tendría la respuesta, conocería la respuesta. ay no, que decepción...

Ves, Saiz, si no otuvieras despertador, quizá...

saiz dijo...

Llevas razón, Blanca. Y es que la oportunidad siempre se presenta en el momento más inoportuno.