6.7.10

Algiómetro

Este aparato mide el dolor. Se conecta al cerebro con unos electrodos y registra el dolor que se siente. Si, por ejemplo, a una persona se le clava una aguja en un dedo, la máquina marcará 5 dolorías.

Un puñetazo puede oscilar entre 10 y 20 dolorías. Una patada, entre 15 y 25. Una migraña, 100. Los dolores dentales (sin anestesia ni analgésicos), unas 400 dolorías. Un cólico nefrítico, 600. (Todas estas mediciones son aproximadas, ya que obviamente las circunstancias pueden variar.)

La muerte de una madre mide 800 dolorías. La muerte de un hijo, 1.500. Estamos hablando de muertes naturales. Si son causadas intencionalmente por otras personas, las cifras pueden triplicarse.

Algunas modalidades de tortura (ahogamiento, lapidación, crucifixión…) rebasan de largo las 2.000 dolorías.

Nuestros detractores aducen que esto no sirve para nada. Nosotros, sin embargo, creemos que es útil. Sirve para que el dolor ajeno se tome en serio, al menos tan en serio como los datos medibles (el índice de precios al consumo, la renta per cápita, el producto interior bruto, los gastos militares…). Y sirve sobre todo para calcular el coste, en dolorías, de nuestras decisiones.

No hay comentarios: