3.2.09

Sabrás que soy yo

Dijo:

-Cuando en el cielo veas una nube gorda, una nube sin gracia y desgarbada… sabrás que soy yo.

Y en cuanto hallé un bolígrafo me apresuré a anotarlo, para que, aunque ella muriera, nunca olvidase yo sus palabras.

4 comentarios:

Julissa dijo...

Me haces recordar un verso que dice:

Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡Acuérdate de mí!

Es irónico este relato...¿me parece?

saiz dijo...

Hermosos versos, Yahaira. No los había leído nunca. ¿Sabes de quién son?

Julissa dijo...

Poema Acuérdate de Mí
de Carlos Augusto Salaverry

¡Oh! cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta
como un péndulo inmovil: ya no cuenta
las horas que se van!

No siente los minutos cadenciosos
a golpe igual del corazón que adora
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán.

Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno;
tu cifra en mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
muerto para el amor y la ventura
esta en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!

En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso
sin luz y sin rumor;
Embalsamadas ondas de armonía
elevábanse a un tiempo en sus altares;
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor.

Parece ayer! ...De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡"Adiós" volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar!

Hoy... nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar!

Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
que mira desde aquí;
si al través del espacio de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a tí:

Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma estás conmigo,
tu sombra soy y donde vas te sigo
por tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides;
nacieron, nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.

Tú eres la misma aún;
cual otros días suspéndense tus brazos de mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, ¡mi porvenir!

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor; pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!

¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas,
me acordaré de tí;
Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡Acuérdate de mí!

saiz dijo...

Emocionantes palabras, Yahaira. A su estilo, pero emocionantes.

Me quedo, sobre todo, con la frase de "mi recuerdo es más fuerte que tu olvido", y con esa idea de ver a la persona que ya se fue en las olas del mar o en el pájaro que vuela.

Aunque la reencarnación no exista, sí hay "rematerialización". Porque, aunque nos vayamos y nuestra vida se apague, el soporte físico o somático (las moléculas, los átomos...) que compusieron el cuerpo y también el cerebro (es decir, el lugar donde habitaron nuestro pensar y nuestro sentir) siguen y seguirán en el cosmos.

Nuestra materia continúa y permanece en el universo. Es cierto que de otro modo, formando parte de otras cosas o de otros seres, pero se quedará.

La materia que nos compuso prosigue, viva o inerte, en el cosmos. Y continuará aquí mientras el universo exista.