5.3.08

Sin gracia

Me dan envidia sus ocurrencias, su improvisación. Me gustaría no envidiarle pero ¿acaso la envidia es voluntaria?

Yo soy disciplinado y previsible. Me centro en escribir un guión, lo memorizo y no me aparto de él. Diariamente lo repito, sin fisuras ni altibajos.

Pero él no. Él tiene genio, él tiene duende, él es pura inventiva. Él no necesita guiones.

Una vez oí una copla que decía:

La sal, la chispa y la gracia
ni se compran ni se heredan.
Se las da Dios a quien quiere
y a mí me dejó sin ellas.

Pues al que inventó esa copla le pasaba lo que a mí: que no tengo gracia, que soy “desaborío”.

A veces, en mitad del espectáculo, le veo reírse en mi cara. Es justo cuando se sale del guión, cuando cambia los diálogos y derrocha originalidad. Ahí, sobre la marcha, inventa los mejores chistes, los más reídos por la gente. Entonces me mira con ojos socarrones, con gesto que declara “tú no eres capaz”.

Y al acabar cada actuación, su desdén se agiganta. Ambos sabemos que es a él, sólo a él, a quien aplaude el público. Como también sabemos que, si un día se bloqueara su ingenio, los silencios (o los abucheos) serían para mí.

Supongo que debería racionalizar mis emociones. A fin de cuentas, no es normal que un ventrílocuo sienta celos del muñeco que mueve, del títere de plástico al que presta su voz. Supongo que no es lógico pero ¿acaso la envida es lógica?, ¿acaso es voluntaria?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La envidia es lo mas corrosivo que existe. Con los demas vicios uno se lo pasa bien (comiendo, bebiendo, fornicando etc), pero con la envidia el que sufre es el propio que la tiene.
Total que donde esté la placentera gula o la desenfrenada lujuria, quítese la envidia sufridora.

saiz dijo...

Es exactamente como dices.

(Gracias por tu visita y tu comentario.)