16.6.08

No os precipitéis

Dijo el héroe:

“No admiréis la honradez de mi vida. Todavía no he muerto. Aún puedo envilecerme. Aún puedo estafar, malversar, agredir…

No elogiéis mi generosidad. Todavía no he muerto. Aún puedo volverme huraño, convertirme en un pequeño egoísta.

No alabéis mi fidelidad y mi coherencia. Todavía no he muerto. Aún puedo abjurar de mis principios o, peor aún, mantenerlos de palabra y traicionarlos de obra.

Mientras viva, no me alabéis, no me elogiéis, no me admiréis. No imprimáis sellos ni acuñéis monedas con mi efigie, no pongáis mi nombre a alguna calle, no me invoquéis como modelo o referencia. No os precipitéis.”

Todo eso dijo el héroe. Y concluyó:

“¿No os dais cuenta de que aún puedo estropearlo todo?”

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