Como consideran que no disponen de espacio para abastecerse, las hormigas del hormiguero A (llamémosle Alemania) invaden el hormiguero B (llamémosle Checoslovaquia) y más tarde también el hormiguero C (llamémosle Polonia).
Ante ello y por miedo a la supremacía de A, los hormigueros D (llamémosle Francia) y E (llamémosle Inglaterra) reaccionan, declarándose la guerra entre éstos y el hormiguero A.
La guerra se extiende a otros hormigueros y se forman dos bandos con varios ejércitos de hormigas a cada lado.
Las hormigas-soldado luchan con saña. (Una hormiga siempre ha de estar dispuesta a matar y morir por su patria: su hormiguero.)
El enfrentamiento, que no soluciona nada y del que nadie sale ganando, dura seis años y se salda con la muerte de 50 millones de hormigas.
Es de esperar que, en un futuro lejano, las hormigas evolucionen, les crezca el cerebro, supriman los hormigueros-patria y sean capaces de evitar estos horrores. O quizá no.
[Con el mayor respeto a todos los que, alguna vez, fueron enviados a morir en una guerra.]
18.2.09
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario