Primera pregunta: ¿A partir de qué altura una elevación del terreno deja de ser una loma y pasa a ser un cerro?
Segunda pregunta: ¿A partir de qué altura una elevación del terreno deja de ser un cerro y pasa a ser un collado?
Tercera pregunta: ¿A partir de qué altura una elevación del terreno deja de ser un collado y pasa a ser una colina?
Cuarta pregunta: ¿A partir de qué altura una elevación del terreno deja de ser una colina y pasa a ser un monte?
Quinta pregunta: ¿A partir de qué altura una elevación del terreno deja de ser un monte y pasa a ser una montaña?
NOTA IMPORTANTE: En las respuestas habrá de especificarse el número exacto y preciso de metros.
13.1.09
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11 comentarios:
Jajajaja. Con este examen yo desapruebo y a mi que no me gustan los ceros. En mi país la calificación es de 0 - 20.
Que horrible, ni me imaginaré las posibles respuestas. ¡Zas! Me dejaste congelada.
Gracias, Yahaira, por tus cotidianas visitas y comentarios. Lo único que pretendía el (llamémosle) relato es mostrar la imprecisión, el relativismo con que hablamos (y actuamos, pues el lenguaje refleja o traduce la realidad).
Podrían ponerse otros ejemplos. Así, ¿a partir de cuántos árboles se dice que es un "bosque"? ¿A partir de 100 árboles, a partir de 500 árboles, a partir de...?
O bien: ¿De cuántos minutos consta "un rato"? Y ¿qué dura más: un "rato" o un "momento"? ¿Un "momento" o un "instante"? Etc.
No hay límites en el lenguaje (ni en las palabras ni en lo que nombran). Y si los hay, son relativos, cambiantes y provisionales. No se sabe bien dónde acaba una categoría y empieza otra. En todo caso las fronteras son difusas y las ponemos sin apenas conciencia de cómo lo hacemos.
Por cierto (y sólo por curiosidad), ya que hablas de que en tu país las calificaciones van de 0 a 20, ¿desde qué país escribes?
Un abrazo.
Pues lo entendí literalmente. Esta vez me quede estancada y no fuí lo suficientemente ingeniosa.
Bueno no siempre te llevo el paso.
Del país que soy, es del otro lado del continente, Lima - Perú.
Y con respecto al relato, pues me has hecho pensar más profundamente del modo en que lo había hecho. Si te contesto ahora no será exactamente lo que quiero decir y sino lo hago quedará la duda de sí lo entendi o no.
Así que no escribiré más.
Gracias por tu relato, me gustan tus páginas pero tengo una especial debilidad por este.
Tú eres de España, espero no equivocarme ¿Madrid? (También curiosidad).
Saludos Sáiz.
Yahaira, los relatos y en general cualquier creación son sólo lo que sugieren a quienes los leen. Por tanto no hay ninguna razón para que no escribas más sobre esta entrada ni sobre las demás. Por el contrario, me encanta leer tus comentarios porque es muy interesante, para quien ha escrito, saber qué interpretan quienes lo leen.
Efectivamente publico desde España. Vivo en Madrid pero soy de Jaén, Andalucía.
Nunca he estado en Perú. En España ahora hay bastantes peruanos (y ecuatorianos, colombianos, bolivianos...): personas que se han visto forzados a emigrar. En medio de todo, es una suerte tener una lengua común y también, con Internet, poder conversar (como contigo) sin barreras físicas.
Me encanta el acento con el que os expresáis en América: es el español con otra música, mucho más bonita. También por eso disfruto leyendo a autores que se expresan de esa forma: novelas de Vargas LLosa como "La Ciudad y los Perros", García Márquez y su vocabulario colombiano, Julio Cortázar y su forma argentina de conjugar los verbos, etc.
En fin, gracias siempre, siempre, por tus visitas.
Yo estuve en España, es un país bonito, al menos lo poco que pude conocer.
Dos veces para ser exacto, pero la primera no se cuenta ya que estuve solo en el aeropuerto (mi destino era otro) y la segunda vez en Málaga.
Eso fue hace dos años, por ese tiempo trabajaba para una organización y todo fue por trabajo.
En verdad te dejo una leyenda espero te guste, hoy me la pase leyendo en un parque. Aún sigo encontrando sitios bonitos para descansar con la naturaleza. Bueno antes que me vaya por las ramas...
El quirquincho músico (Leyenda boliviana)
Aquel quirquincho viejo, nacido en un arenal de Oruro, acostumbraba pasarse horas de horas echado junto a una grieta de la peña donde el viento cantaba eternamente. El animalito tenía una afición musical innegable. ¡Cómo se deleitaba cuando oía cantar a las ranas en las noches de lluvia! Los pequeños ojos se le ponían húmedos de emoción y se acercaba, arrastrando su caparazón, hasta el charco, donde las verdes cantantes ofrecían su concierto.
-¡Oh, si yo pudiera cantar así, sería el animal más feliz del altiplano! - exclamaba el quirquincho, mientras las escuchaba extasiado.
Las ranas no se conmovían por la devota admiración que les tenía el quirquincho sino que, más bien, se burlaban de él.
-Aunque nos vengas a escuchar todas las noches hasta el fin de tu vida, jamás aprenderás nuestro canto, porque eres muy tonto.
El pobre quirquincho, que era humilde y resignado, no se ofendía por tales palabras, dichas en un lenguaje tan musical, como suele ser el de las ranas. El sólo se deleitaba con la armonía de la voz y no comprendía el insulto que ella encerraba.
Un día creyó enloquecer de alegría, cuando unos canarios pasaron cantando en una jaula que conducía un hombre. ¡Qué deliciosos sonidos! Aquellos pajaritos amarillos y luminosos, como caídos del Sol, lo conmovieron hasta lo más hondo... Sin que el jaulero se diera cuenta, lo siguió, arrastrándose por la arena, durante leguas y leguas.
Las ranas que habían escuchado, embelesadas, el canto, salieron a orilla de la laguna y vieron pasar a los divinos prisioneros que revoloteaban en las jaulas.
-Estos cantores son de nuestra familia, pues los canarios son sólo sapos con alas -dijeron las muy vanidosas y agregaron- : Pero nosotras cantamos mucho mejor. -Y reanudaron su concierto interrumpido.
-¡Chist... Esperen! -dijo una de ellas-. Miren al tonto del quirquincho. Se va tras las jaulas. Ahora pensará aprender a trinar como un canario... ja... ja... ja...
El quirquincho siguió corriendo y corriendo tras el hombre de las jaulas, hasta que las patitas se le iban acabando, de tanto rasparlas en la arena.
-Qué desgracia! ¡No puedo caminar más y los músicos se van! -Allí se quedó tirado hasta que el último trino mágico se perdió a lo lejos... Ya era de noche cuando regresaba a su casa. Y al pasar cerca de la choza de Sebastián Mamani, el hechicero, tuvo la idea de visitarlo, para hacerle un extraño pedido.
-Compadre, tú que todo lo puedes, enséñame a cantar como los canarios -le dijo llorando.
Cualquier persona que no fuera el hechicero se hubiera reído a carcajadas del quirquincho, pero Sebastián Mamani puso la cara seria y repuso:
-Yo puedo enseñarte a cantar mejor que los canarios, que las ranas y que los grillos, pero tienes que pagar la enseñanza... con tu vida.
-Acepto todo, pero enséñame a cantar.
-Convenido. Cantarás desde mañana, pero esta noche perderás la vida.
-¡Cómo!... ¿Cantaré después de muerto?
-Así es.
Al día siguiente, el quirquincho amaneció cantando, con voz maravillosa, en las manos del mago. Cuando éste pasaba, poco más tarde, por el charco de las ranas, se quedaron mudas de asombro.
-¡Vengan todas! ¡Qué milagro! ¡El quirquincho aprendió a cantar!...
-¡Canta mejor que nosotras!...
-¡Y mejor que los pájaros!...
-¡Y mejor que los grillos!...
-¡Es el mejor del mundo!...
Y, muertas de envidia, siguieron a saltos tras del quirquincho que, convertido en charango se desgranaba en sonidos musicales. Lo que ellas ignoraban era que nuestro pobre amigo, como todo gran artista, había dado la vida por el arte.
Notas:
El quirquincho es un armadillo que habita en el Altiplano de Bolivia.
El charango es un instrumento musical de cuerdas que se fabrica originariamente con la caparazón del quirquincho.
Pd: De cuentos y leyendas de América.
Me ha encantado, Yahaira. Nunca había oído hablar de los quirquinchos. Es uno de esos animales que no he visto en mi vida. Pero he buscado en Internet y he encontrado que, para los quirquinchos, no fue precisamente beneficioso que a alguien se le ocurriera fabricar un instrumento de cuerda con su caparazón. En la web de un periódico boliviano ("El Diario") he leído que, ante la demanda para construir charangos, miles de quirquinchos fueron capturados y sacrificados, hasta dejar diezmadas sus poblaciones silvestres. Esto no forma parte de la leyenda. Se me ocurre que, a lo mejor, ahora podrían fabricarse los charangos con otro material. Así es posible que no se extingan los quirquinchos y alcancen para que algún día yo pueda verlos. Verlos de verdad, ver un quirquincho vivo.
El quirquincho o armadillo.
Recuerdo que una vez viaje a la selva de mi país y pude apreciar este animal, que es muy amable por cierto y precioso.
No me gustó cuando supe que lo utilizaban para uso culinario.
Espero que algún día los puedas ver realmente y espero que ya no hagan más charangos con su caparazón.
Te seguiré dejando estas historias si tanto te han gustado.
Gracias por todo, Yahaira.
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