Tras examinar su historia clínica y los últimos análisis, dije a la paciente:
-Ya puede levantar la restricción hídrica.
La señora me miró extrañada y una enfermera tuvo que traducir:
-El doctor dice que puede usted beber toda el agua que quiera.
Y yo, avergonzado, salí de la habitación farfullando “restricción hídrica, restricción hídrica”. Me metí en el baño y mirando al tío del espejo le pregunté:
-¿Cuál fue el preciso instante en que te volviste gilipollas?
3.5.11
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