Lo que veis en la pizarra es un mapa del mundo. Un mapa físico, con sus montañas, ríos, islas, lagos...
Y ahora, queridos niños, vamos a convertirlo en mapa político.
Pero antes voy a pincharme, con este alfiler, un dedo. Ahora pongo unas gotas de sangre en la punta de la tiza y dibujo estas líneas sobre el mapa. Mirad, estas líneas se llaman fronteras. Las pinto así (rojizas, mezcla de sangre y yeso) para que, siempre que veáis un mapa del mundo, recordéis que sus rayitas se hicieron con sangre.
12.7.10
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