14.7.08

4 caminos

Era la primera vez que venía a Madrid. Al salir de la entrevista de trabajo me encontré en una plaza. En el rótulo leí “Glorieta de Cuatro Caminos”. Según pude comprobar, los caminos que de ella salían eran, en efecto, cuatro: la calle Bravo Murillo, la calle Fernández Villaverde, la calle Santa Engracia y la avenida Reina Victoria. No sé por qué, tuve la sensación de que, según la calle que en ese momento tomara, me aguardaría una vida diferente. Cuatro caminos, cuatro alternativas, cuatro vidas posibles.

Pasaron las horas, anocheció y ahí seguía yo: inmóvil, como plantada en mitad de la encrucijada de Cuatro Caminos.

Empezó a llover. Un desconocido que pasó a mi lado, al ver mi expresión angustiosa se interesó por mí:

-¿Te pasa algo? ¿Puedo ayudarte?

Protegidos por su paraguas y sin movernos de la plaza, le expliqué lo que me ocurría. Entonces me sugirió pasear juntos por las cuatro calles, deambular por ellas sin ningún orden.

Aquel hombre ya no es un desconocido. De hecho, llevamos diez años viviendo juntos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El rumbo bueno era el no- rumbo.

saiz dijo...

Así es, Aurora. Gracias por tu comentario.

Julissa dijo...

Hola:

Qué bello relato el que colocaste, me gusto mucho, gracias.

Yahaira Valverde

saiz dijo...

Gracias, Elora, por tu visita y comentario. Si alguna vez vienes a Madrid, tal vez pases por la plaza (aquí la llaman "glorieta") de Cuatro Caminos y te acuerdes de esta pequeña historia.

sonido severo dijo...

Hay una canción de Silvio Rodríguez que dice:

"Cuando acabe este verso que canto
yo no sé, yo no sé, madre mía
si me espera la paz o el espanto;
si el ahora o si el todavía.
Pues las causas me andan cercando
cotidianas, invisibles.
Y el azar se me viene enredando
poderoso, invencible."

saiz dijo...

Gracias, Sonido Severo, y enhorabuena por tus magníficos poemas.