Unos minutos antes de morir, y para sorpresa de todos, el mudo rompió su silencio:
-Que se-se-sepáis que no soy mudo. Harto de que en mi pu-pu-pueblo se burlaran de mí, vine aquí y fin-fin-fingí ser mudo. Porque de los mudos la gen-gente no se burla, pero de los tarta-ta-tamudos sí.
12.11.07
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