No te juzgo a ti sino a tus
circunstancias.
Eres mujer, y madre, y pobre, y vives en
un sitio donde no hay hospital gratis, y tienes un hijo enfermo y va a morir.
Si no le operan ya, se va a morir.
Y son tus circunstancias, y eso juzgo.
Porque buscaste el dinero y no lo obtuviste.
Nadie te ayudó. Nadie te prestó.
Desesperada, pensaste en cualquier cosa.
Lo que fuera. Prostituirte incluso, pero es lento.
Y el dinero para la operación urgía. Había
de ser ya.
Y entonces alguien te sugirió hacer de
“mula”.
Tragaste cocaína envuelta en bolas de
plástico.
Por volar con ellas daban dinero. Si conseguías
llegar, te pagaban bien.
Sólo habías de jugarte la vida y la
libertad. (Si se rompía una bola, estabas muerta. Si descubrían tu carga, estabas
presa.)
Pero si todo salía bien, después del
aeropuerto te pagaban.
Once horas de vuelo aguantando el miedo,
aparentando serenidad, tragando nervios, notando las bolas moverse en tu vientre.
Pero al llegar, la policía sospechó. Tu sudor,
tu rostro…, qué más da.
Te llevaron a comisaría. Te retuvieron. Hablaron
de hacer una placa, una radiografía.
Tenías
miedo, el tiempo pasaba, acabaste confesando entre sollozos.
Y
ahora te juzgo. No a ti sino a tus circunstancias.
(¿Qué
habría hecho yo en tu piel? Quizá lo mismo. O no: soy un cobarde. No tragaría
bolas, habría dejado morir a mi hijo. Sí, probablemente.
En
verdad te admiro, señora acusada, rea de narcotráfico, madre, madrecita.)
El
abogado alega estado de necesidad. Pide que te exima, que te absuelva del
delito.
Pero
no lo hago. No puedo hacerlo.
Hay
mucha gente en tus circunstancias… Absolverte sería legalizar eso. (Tanta gente
es pobre, tiene hijos enfermos a los que hay que operar…). No, no puede ser.
Mira lo que escribo. “No consta probada
la necesidad”. “Pudo solicitar un crédito” (lo hiciste), “pedir dinero a su
familia” (lo hiciste), “a las instituciones, a la Caridad” (lo hiciste).
Pero yo escribo -tengo que escribir- que
no lo acreditas, que no consta agotaras todos los medios, todas las
posibilidades, todos los recursos.
Así pues te condeno. No a ti –entiéndelo-
sino a tus circunstancias, pero en nombre de ellas te encarcelo a ti.
8 comentarios:
Senzillamente brutal.
Así es, Anna. Cuando las estructuras son radicalmente injustas y los cimientos están viciados, cualquier intento de justicia que no afecte a esas estructuras -a esos cimientos- está condenado a la irracionalidad.
Se me ha puesto un nudo en la garganta ¿Cuántos casos habrá?
Terrible.
* Aun que te lo he dejado en el blog de Blanca..
Ostión es una ostra.
Te explico. Es una ostra como las que comemos que vienen depuradas y se venden en cajas que traen una docena.
No las gallegas.
Un abrazo
Gracias, Aquí.
http://lamascara-lalibertad.blogspot.mx/
Hola Saiz ( y Aqui,porque yo se que viene y lo leerá) les dejo un enlace a mi otro blog, en el que no soy yo, pero para ustedes si. Ahí hay cosas que me gustaría compartir con ustedes.Y Aquí tiene razón, son ostras en su sitio de origen. Voy a ver de traer una foto, la dejaré en esa entrada, si puedo, ya ven que lo técnico, a veces se me niega. Un abrazo a los dos.
Hola, Blanca, te leeremos también allí.
Un abrazo.
Hola Saiz, sabes, hoy te traigo una solicitud.
¿ Podrías escribir sobre el siguiente escenario? Nadie en el mundo consume carne. ¿ Que pasaría según tu imaginación? Gracias, espero consideres el reto y nos regales algo. Un abrazo.
Hola, Blanca. Pensaré sobre ello. Un abrazo.
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