15.4.10

La fuerza del Destino

A un niño se le cae el helado de chocolate. Sobre la acera queda una mancha marrón.

Poco después cruzas tú. No reparas en la mancha y la pisas. El helado está aún líquido. Te resbalas. Caída aparatosa, posible fractura. Te llevan a un hospital. Allí te encuentras con Ana, la amiga de tu infancia. Ahora es traumatóloga. ¡Qué casualidad, después de tanto tiempo sin verla! Os pasáis los teléfonos y, tras tu curación, la llamas y quedáis para cenar. Después más llamadas y citas. Un año más tarde, te casas con ella. Tenéis tres hijos y envejecéis juntos.

O bien:

Al niño no se le cae el helado. Cruzas tranquilamente la calle. Llegas a la oficina (porque vas a la oficina). Trabajas como cualquier día. Nunca sabes que Ana (la olvidada amiga de tu niñez) es traumatóloga, nunca vuelves a verla. Obviamente no convives con ella. Tampoco te casas ni tienes hijos.

Por lo que

tu futuro (y el de Ana, y el de tus hijos…) depende de un niño anónimo y de su helado de chocolate. También se puede escribir con mayúscula y llamar Destino.


(Confidencia: En la versión inicial el Destino no tenía forma de helado de chocolate, sino de caca de perro. Me pareció que, en honor a una palabra escrita con mayúscula, debía cambiarlo.)

10 comentarios:

Noite de luNa dijo...

ja,ja, ja..
Queda mucho más fino el helado.
Me quedo con la del hospital sin envejecer.Siempre latente el reencuentro.
¿Donde hay un puesto de helados?

Besos

saiz dijo...

Claro, es preferible un Destino (o destino, o destinillo) con niño, chocolate y helado... Sólo quería expresar lo que todos sabemos: que lo que rimbombantemente llamamos destino es sólo un vulgar entramado de diminutos e insignificantes azares.

Besos también para ti.

Blanca dijo...

JAJAJAJA
Gracias por el cuidado Saiz, jajajaja. no sabemos donde mete la pata jajajajaja, el Destino. ja.

Noite de luNa dijo...

he vuelto para leer de nuevo.
ay, qué risa.

Besos a los dos.

saiz dijo...

Lo de meter la pata... Está bien meter uno la pata y echarle la culpa al Destino. Gracias, Blanca y Aquí me quedaré, por vuestras visitas y comentarios.

Noite de luNa dijo...

Nada de gracias, por favor.
Me encanta venir.

Besos


* ¿verdad el inico era caca de perro? Me da de nuevo mucha risa

saiz dijo...

Pues sí, el inicio del relato era ése. Pero me pareció demasiado escatológico. (Por cierto, me llama la atención que esta palabra, escatológico, signifique cosas tan opuestas: según el diccionario puede referirse tanto a “las postrimerías de ultratumba” como a lo “relativo a los excrementos y suciedades”. Así lo tenía entendido pero ahora lo he comprobado en www.rae.es, o sea, la Real Academia de la Lengua). ¿No es un pelín raro?

Un abrazo.

Blanca dijo...

Hola amigos, si, yo también revisé lo de escatológico hace días, y me confundió un poco. Hasta luego.con amor de amigos, me despido. (por ahora, luego vuelvo )

M. Carme dijo...

El relato no hace más que demostrarnos que en esta vida todo sucede por algo, todo esta relacionado con todo, tanto da que sea el helado,o la caca, el final es el mismo. De no cruzarse con este pequeño percance todo seria distinto. Lo que nos enseña que cada decisión que tomamos por insignificante que sea cambia nuestro destino.O mejor dicho escribe nuestra historia personal.
Saludos

saiz dijo...

Muy bien, M. Carme. Esto significa que nuestro "Destino" (ese señor tan importante) es una continua sucesión de hechos, en su mayor parte (al menos aparentemente) ínfimos, triviales, instranscendentes, insignificantes... Es muy probable que en nuestra vida, más que las grandes decisiones (elegir profesión, elegir pareja...) puedan influir hechos que pasan desapercibidos, como pisar o no un helado de chocolate. Qué misterio, ¿verdad?