…esta segunda inocencia
que da el no creer en nada
(A. MACHADO)
Oh Dios, concédeme la pureza de los santos incrédulos. De aquéllos que no creen en juicios finales, ni en vidas de ultratumba, ni en resurrecciones, ni en eternidades, ni en salvaciones, ni en condenas... Concédeme (te imploro) la excelsa perfección de aquellos santos laicos. De aquéllos que no piensan en cielos ni en infiernos. De aquéllos que gratuitamente, sin creer en tu existencia ni esperar nada de Ti, eligen ser buenos.
10.12.09
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8 comentarios:
¡ Chapeau!
También le pido ese deseo para reyes.
Ya ves, Aquí me quedaré. Me parece inevitable atruibuir una especie de superioridad a quienes hacen el bien sin esperar nada a cambio respecto de aquéllos que lo hacen en atención a una recompensa futura: un premio, un cielo, una gloria eterna.
Y lo mismo en cuanto a abstenerse de hacer el mal: ¿No es más digno no hacer daño a otros por solidaridad (por respeto, por empatía hacia tus semejantes), que no hacerlo por miedo a un infierno y a una condenación?
Cuando yo era pequeño y me obligaban a estudiar religión en el colegio, recuerdo que en una lección se contraponía la caridad a la mera filantropía, y se afirmaba que la caridad era muy superior, porque la caridad era hacer el bien por una motivación religiosa o divina, mientras que la filantropía se basaba en una mera solidaridad entre humanos (A fin de cuentas, eso significa filantropía: amor al hombre).
Pues lo siento, no puedo verlo así. Me parece que hacer el bien pensando en la "cuenta corriente" abierta en la ultratumba, tiene menos grandeza que hacerlo por por solidaridad y por empatía.
Y, desde luego, esos santos laicos (ateos o agnósticos) existen. Todos conocemos algunos, ¿verdad?
¿Pero cómo, acaso el que se porta bien y no va a la iglesia, irá al cielo igual que yo, que no falto a misa, que rezo novenas, que voy de rodillas, igual? NO ES JUSTO.....
Esto es, palabra de católico.
¿Así que también eres de los que fuimos obligados a conocer la religión? compañero, somos dos, de los millones, y sin embargo, creo en Dios, el magnífico, libre de su hasta burocrática estructura llamada iglesia. Escribiré sobre ello, ya verás:
SAludo.
Blanca, yo en esto soy un mar de dudas. Tal vez me gustaría no serlo, es decir, tener claridad y seguridad en algo, pero esto no puedo elegirlo. ¿Se puede elegir creer (o no creer)? Me parece que no. Tengo la impresión de que esto es algo que no depende de la voluntad.
Desde luego, conozco a algunas personas que son íntegras, honradas y dispuestas a sacrificarse por los otros... y sin embargo no son creyentes de una religión.
Así que no parece que en este punto lo de creer o no creer tenga demasiada importancia.
Hay una ética civil y social, una moral consustancial a todos los humanos, que no depende de ninguna religión.
Estoy seguro de que las personas no creyentes también tienen una conciencia que les pide cuentas cuando actúan mal, cuando dañan a otros. Estoy convencido de que no hace falta profesar una fe religiosa para sentir remordimiento.
Me gustará mucho leer lo que dices que has escrito.
Un abrazo.
Luego vuelvo, el tema me interesa.
¿ No se está mezclando la ética con la religión?
¿ Qué diferencia hay entre una persona que cree en Díos y otra que no cree?
¿ Por qué han de ser diferentes?
¿ Matar en nombre de un dios no es una barbaridad?
Saludos
Gracias, Aquí me quedaré.
Las religiones monoteístas, que proceden de un tronco bíblico común, vinieron (por razones que no sé explicar) a “sacralizar” una ética que ya existía en la conciencia humana. Los mandamientos del famoso “decálogo” (no matar, no robar, no testimoniar en falso…) son en buena medida preceptos éticos instalados evolutivamente en la mente moral de los hombres.
Esto no ha pasado en todas las religiones. Por ejemplo, para los griegos y romanos sus dioses (Zeus, Afrodita, Minerva, Marte, etc) no tenían mucho que ver con la ética. Algunos dioses eran en realidad fenómenos de la naturaleza a los que se temía y se quería aplacar teniéndolos contentos (el viento –Eolos-, el fuego –Vulcano-, el mar –Neptuno-, etc). En este aspecto la religión grecorromana venía a ser animista.
Ahora bien, esto no significa que los romanos y griegos no tuvieran una ética. Por supuesto que la tenían. En Grecia y Roma matar, robar, violar, etc eran actos éticamente rechazados, en sus leyes estaban previstos como delitos y eran severamente castigados.
Pero ya digo: en el cristianismo, el judaísmo y el islamismo hay una especie de confusión entre ética y religión, porque estas religiones se nutren de preceptos éticos y lo que desde el punto de vista ético era reprobable y jurídicamente delictivo, pasó a convertirse, desde el punto de vista religioso-moral, en “pecado”.
Creo haberme explicado.
Así pues, las raíces de la ética son más profundas que las de la religión. No es la ética quien bebe de la religión, sino la religión la que ha bebido de la ética.
Los religiosamente increyentes (o muchos de ellos) creen en una ética que es anterior a la religión. Creen en “Pepito Grillo”. En una conciencia que, a fin de cuentas, ha permitido a la humanidad, desde sus albores, sobrevivir y no autodestruirse. Creen en la empatía: en ponerse en el lugar del otro.
Y por eso hacer daño les hace daño. Por eso tienen (tenemos) conciencia y remordimientos. Por eso sienten (sentimos) rechazo ante la injusticia, la arbitrariedad y el desamparo, propios o ajenos.
En fin, es mi modo de verlo.
Un abrazo.
HOLA Saiz , te explicas mas que bien e instruyes a quien te lée, a mi. Grandes diferencias entre mi simplicidad, y tu cultura, aprendo, aprendo, gracias. Y si, ser empático es innato, al parecer, pues los niños lo demuestran. Hasta luego.
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