Sobre el suelo de la habitación donde tejía ficciones, una tubería goteaba (glop, glop) y de ese modo:
a) recordaba que había que arreglarla o avisar a quien supiera hacerlo;
b) incorporaba la realidad percutiente;
c) interfería con la ensoñación; y
d) confirmaba que las palabras nacen de las cosas y están llenas de materia.
Era un gotear molesto, pero no inútil.
9.1.08
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