30.11.07

Parecer feliz

Puede que resulten algo gastados, pero son cómodos y están adaptados a sus pies. Sin embargo, ¿qué dirán los demás si le ven con ellos? Tiene que parecer feliz, así que cambia de zapatos.

Lo mismo le pasa con la ropa, con el coche, con… [A rellenar por el lector.]

Su casa ha de estar impecable, sin faltar un detalle, aunque mimarla absorba su esfuerzo y su tiempo. El tiempo que echa de menos para lo que en verdad le gusta.

Esas vacaciones, esos días libres en que no le apetece viajar. Y menos aún un viaje largo… Sabe que cuando vuelva estará más cansado que al partir, y desea quedarse en casa, ocuparse de tareas sencillas y pendientes: escribir a ese amigo, ordenar cajones, pasear, pensar… Pero se va de viaje porque todos lo hacen y porque ¿cómo después no contar su experiencia?, ¿cómo aceptar ser el único que no viajó?

Y es así como, poco a poco, parecer feliz le impide ser feliz.

26.11.07

Cuando sea mayor

Cuando yo tenía ocho años veía a los chavales del último curso del colegio y pensaba: -Ellos sí que son mayores. El día que cumpla catorce años dejaré de ser un chiquillo y me sentiré mayor, como ellos.

Al pasar con catorce años al instituto, no me sentí mayor. Entonces pensé: -Mayores de verdad son los que acaban el bachillerato. Seguro que ellos sí que se sienten adultos.

Cuando ya estaba en la universidad, pensé: -Es necesario licenciarse y empezar a trabajar para saberse asentado.

Después, al acabar mis estudios y ejercer una profesión, me dije: -La madurez llega cuando uno se jubila.

Y ahora que soy viejo, he comprendido que uno nunca es mayor, ni adulto, ni maduro. Porque el único equilibrio posible, el que realmente hace sentar la cabeza, es estar muerto.

19.11.07

No me malinterprete

No me malinterprete, señor cocinero. Claro que valoro sus creaciones culinarias: esos inverosímiles platos de diseño; su trabajo; el tiempo que le ha llevado gasificar espinacas, el sorbete de pulpo, confitar crestas de gallo...

Pero también debe entender que lo que yo más querría, en este momento, es que mi madre apareciese, ella otra vez, por esa puerta con una fuente hasta arriba de macarrones con tomate.

Y entonces lo vimos

Avanzamos de continuo en nuestra nave, rectilíneos a través de las galaxias, hasta llegar a la frontera cósmica(los confines últimos del infinito). Y entonces lo vimos:

Allí fuera había dos cachorros de desconocida especie, más grandes aún que el propio cosmos, que traviesamente (igual que dos niños con su mecano de piezas de colores) jugaban a improvisar un universo.

En rojo

Lo que veis en la pizarra es un mapa del mundo. Un mapa físico.

Y ahora, queridos niños, vamos a convertirlo en mapa político.

Pero antes voy a pincharme, con este alfiler, un dedo. Luego pondré unas gotas de sangre en la punta de la tiza y dibujaré unas líneas sobre el mapa. Esas líneas se llaman fronteras. Las pintaré así (rojizas, mezcla de sangre y yeso) para que, siempre que veáis un mapa del mundo, recordéis que sus rayitas se hicieron con sangre.

13.11.07

A través de sus lágrimas

Aprendió a descubrir el arco iris mirando cualquier luz al través de sus lágrimas. ¡Le gustaba tanto!: un arco iris privado y portátil, para ella sola, sin necesidad de lluvia ni de sol.

Desde entonces, no desaprovechaba ninguna oportunidad de llorar.

"Personalidad melancólica", los demás opinaban.

12.11.07

Encantado de conocerme

El primer pez con ojos descubría bultos, sombras de roca.

El universo, por fin, se contemplaba a sí mismo.

No es tan simple

Pensó en retirarse a una isla, como un Robinson voluntario, donde viviría solo. Sin compañía, no tendría a nadie frente a quien mostrar soberbia, ni contra quien descargar ira, ni de quien sentir envidia.

Se llevaría solamente una vaca a la que ordeñar y una gallina para el huevo diario. El cuidado de ambos animales y un pequeño huerto le impedirían caer en la pereza, y por otro lado no producirían lo bastante para incurrir en gula.

Sin más bienes que ésos en la isla, la avaricia estaría conjurada.

Seguidamente cogió un cuchillo y se desabrochó el pantalón para excluir de raíz el último pecado capital, pero en ese momento se le cruzó una imagen (un hombre con una toalla) y una frase:

Si yo os he lavado los pies a vosotros, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros”.

-Se ve que no es tan sencillo-, pensó. Y no siguió adelante; ni con el cuchillo ni con la isla desierta.

Silenciado

Unos minutos antes de morir, y para sorpresa de todos, el mudo rompió su silencio:

-Que se-se-sepáis que no soy mudo. Harto de que en mi pu-pu-pueblo se burlaran de mí, vine aquí y fin-fin-fingí ser mudo. Porque de los mudos la gen-gente no se burla, pero de los tarta-ta-tamudos sí.

Cada uno

-Y dígame: ¿qué opina usted de los catalanes?

-Pues, la verdad, no sabría decirle. No los conozco a todos.

7.11.07

Mutación

Destruyeron las banderas, los escudos, las rayas de los mapas, las partituras de los himnos… Cada cual quemó los suyos. Salieron todos, a la vez, de su tribu: cada uno de la suya. Alumbraron una especie: el mamífero no territorial, la nueva clase de humanos.

No fue un hito en la Historia, sino un paso en la cadena evolutiva. Un salto biológico.